Arcane: la serie de League of Legends que la rompe en Netflix

Desde los temas más superfluos hasta los más profundos la serie de streaming no deja indiferente a ningún jugador y fanático del videojuego online

Lejos de entrar en la discusión del marketing y que la desarrolladora de videojuegos Riot Games busque un nuevo repunte en el número de jugadores –que actualmente ronda en los 142 millones de usuarios– hay que reconocer una cosa: Arcane ha superado todas las expectativas de los fanáticos.

Con un total de 9 episodios y con una duración de no más de 40 minutos cada uno, la serie estrenada el pasado 7 de noviembre en la plataforma de streaming Netflix, con una tira de tres capítulos por semana, nos remonta a los orígenes de algunos personajes jugables dentro de League of Legends, más específicamente –y solo hasta ahora– de ocho campeones de ciento cincuenta en total. 

Se trata de Jayce, Caitlyn, Jinx, Vi, Heimerdinger, Viktor, Ekko y un misterioso Ryze. Ambientada en la tecnológica ciudad de Piltóver, que representa la típica ciudad de ciencia ficción victoriana o Steampunk, se nos presentan a los campeones en su infancia, eso sí, haciendo una clara referencia a la brecha entre ricos y pobres, o sea, los que viven arriba y los que viven en la pútrida ciudad subterránea.

A través de los episodios, se nos aclaran dudas que los fanáticos hemos tenido desde el principio: la locura de Jinx –que recuerda a la figura del Joker– la posición social de Jayce y Caitlyn, la forma en cómo se originó la tecnología Hextech que combina magia y ciencia, y algo que no se puede pasar por alto y que hace más atractiva a la serie sin parecer forzada; la diversidad sexual de los campeones y sus diálogos abiertos y escenarios socialmente realísticos que llevan la ficción a la vida de los jugadores y los espectadores a otro nivel.

Eso sí, no se puede obviar que la serie está pensada para un público para mayores de 16 años, puesto que trata y muestra temas para adultos, algo que, al menos por ahora, Netflix no aclara en los comienzos de cada episodio y que como mínimo, en caso qué el jugador sea menor de edad y le guste el juego y quiera mirar la animación, aconsejar ver en compañía de padres o cuidadores en caso de dudas existenciales, epilepsia causada por los efectos psicodélicos y violencia.    

En definitiva, y sin duda alguna, la serie cumplió su misión: la de fidelizar y crear un lazo personal entre jugador y campeón dentro del juego –que ya hacía falta luego de 13 años sin un “lore” oficial– y que, al menos por ahora, nos ha impresionado con la calidad que le han puesto al proyecto, en tiempos en donde las grandes y antiguas empresas desarrolladoras de videojuegos han fallado.

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