¿Podrían las compras navideñas convertirse en un foco de contagio?

A las puertas de navidad las calles se abarrotan con ansiosos compradores, surcando la multitud en busca del regalo ideal. Por esto resulta fácil olvidarse de la situación en la que estamos, mientras todos están absortos en lo suyo, un nuevo foco de contagio puede surgir de las calles.

Falta una semana para la tan esperada fecha, donde familiares se reúnen para disfrutar de una cena navideña y, por supuesto, intercambiar regalos. Ante la duda, las grandes tiendas son la elección de la mayoría, no en desmedro de las más pequeñas que se agrupan en las galerías. Pero hay que recordar que el virus se sigue esparciendo, por lo que los aforos y el cuidado personal sigue siendo vital, aunque cabe preguntarse ¿qué posibilidad hay de un rebrote? Después de todo en las calles la gente apenas puede esquivar a quien le viene de frente, y aunque se restrinja la entrada a los comercios, las filas afuera de estas solo hacen más estrechas las calles.

Los pasivos vigilantes

Antes de ir directo a la pregunta, es sensato cuestionar cuantas personas se mueven por estas calles. A pesar de que no podemos dar con una cifra exacta, hay quienes pueden confirmar que no es solo nuestra percepción tras el apuro de nuestras compras. Ubicados en mitad de la calle, a lo largo de la zona más concurrida de Barros Arana, se encuentran los singulares quioscos, en su tono verde grisáceo que ofrecen un asiento privilegiado para sus locatarios, donde tranquilamente pueden ver ir y venir a los apurados compradores.

Juan Ramírez es el dueño del quiosco ubicado frente a Falabella y Ripley desde hace 36 años, es por esto que puede revelar una realidad que no muchos recordarán, pues a pesar de que las calles hoy en día son un mar de personas, lo cierto es que antes eran muchas más las que transitaban diariamente: “antes era más, cuando no existían los Malls, ahora con eso ha bajado pero antiguamente esto estaba repleto”. Junto con lo anterior, asegura que los horarios en los que circula gente también ha bajado, en tiempos pasados a las diez de la noche el centro seguía activo, pero posterior al estallido social y la pandemia todo ya está vacío a las siete.

Los quioscos de la calle Barros Arana datan del año 70. Foto por Andrés Riquelme

Camino a la plaza independencia se encuentran Álvaro y José, atendiendo su propio quiosco que a su vez le perteneció al suegro de este último. Ambos están de acuerdo con que luego de finalizado el estado de excepción las calles de Barros Arana volvieron a llenarse, también especifican el horario en que se generan las aglomeraciones: “a las una de la tarde dejan que trabajen los vendedores ambulantes. Lo que pasa es que la gente tiene que laburar pero el problema es que son muchos los puestos” afirmaba José, quien en su quiosco fácilmente ve cuando los comerciantes informales instalan sus mesas y productos. En sus propias palabras, prácticamente no se puede pasar, ya que el espacio se reduce más y, a partir de eso, solo se pone peor.

Con este testimonio tenemos el panorama claro: entre la masiva circulación de la gente, las filas en la entrada de los comercios y los vendedores ambulantes, el espacio se hace poco. Durante la mañana es posible moverse con libertad pero a partir de las una de la tarde, y especialmente a las cinco, el escenario es completamente distinto. Por ello es que ahora toca responder ¿es posible que en este contexto se genere un foco de contagios?

¿Hay peligro?

La Directora del Departamento de Salud Pública de la Universidad de Concepción, Paula De Orúe Ríos, afirma que las probabilidades están presentes, considerando que las personas están a menos de un metro de distancia y caminando en todas las direcciones, pero el hecho de estar al aire libre disminuye considerablemente el peligro de contagio: “si ambas partes usan una mascarilla el riesgo se reduce bastante, ¿Dónde es más problemático? Es en las galerías, donde la circulación del aire es menor y ahí sí que se pueden producir contagios. En aglomeraciones al aire libre es más difícil, pero no imposible”.

Por esta parte, se entiende que con las medidas adecuadas, como el uso correcto de la mascarilla, no se debería transitar con preocupación en medio de la multitud. Es por ello que las predicciones de la Directora apuntan más que nada a los contagios al interior de los comercios y galerías, puesto que el contagio se hace a través de partículas que liberamos al exhalar, el flujo del aire es determinante en estos casos. A la par, aunque en las calles una infección no sea tan probable, si se usa mal la mascarilla las probabilidades se disparan, ya que es por la nariz donde inhalamos y exhalamos, si no cubrimos esta parte con la mascarilla poco importa que estemos en un espacio abierto, será mucho más sencillo contraer el virus a la vez que lo esparcimos.

Para poner un ejemplo reciente, podemos remitirnos a la fiesta no autorizada en la Universidad de Concepción, también conocida como jolgorio, que fue el centro de las críticas después de que la noche del 7 de octubre, más de siete mil jóvenes se tomaron la parte del foro de la universidad. En dicha ocasión se vivió un ambiente distendido, con una multitud que no dejaba espacio para guardar distancia y las mascarillas estaban ausentes, consiguiendo un saldo de más de cien infectados por covid tras esa noche.

Calle Barros Arana en 2021, siendo las 11 de la mañana. Foto por Andrés Riquelme.

Esa cifra respaldada por la Directora es la prueba de los peligros de ignorar las medidas básicas, incluso estando en un lugar abierto y cuando a tu alrededor no puedes mantener la distancia entre los demás.

La jugada de las autoridades

Paula De Orúe al igual que las propias autoridades hacen un llamado a hacer las compras de forma anticipada, pero para la fecha presente eso ya no es una opción. Las recomendaciones son la de mantener, en la medida de lo posible, el distanciamiento físico, especialmente dentro de los locales, además del correcto uso de mascarilla. Pero ante el evidente peligro se espera que tanto la municipalidad como las propias autoridades de salud tomen un rol activo en estas fechas.

Al respecto, el jefe del departamento de acción sanitaria Seremi del Biobío, Hugo Rojas Bousoño, comenta que estarán haciendo constantes tareas de fiscalización: “existe un programa permanente de fiscalización en el casco céntrico incluyendo galerías.  De manera de fiscalizar medidas Covid, que se refiere a uso de mascarilla, distancia social y aforos en espacios cerrados”. A su vez recalca que esto solo abarca los locales, dado que “las galerías propiamente tal se consideran solo de pasada, no local cerrado”.

Aunque esto lo tocamos anteriormente, resulta que en efecto una galería no es un lugar de riesgo propiamente tal, sino los locales en su interior, que son en sí los lugares fiscalizados. El jefe del departamento es más enfático en este punto, señalando que: “personas circulando por calles del caso céntrico, interior galerías, se considera de bajo riesgo, en la medida que al interior usen permanentemente sus mascarilla. Se indica de bajo riesgo toda vez que van circulando, salvo el momento que dure la compra”.

Calle Barros Arana 2021, siendo las 5 de la tarde. Foto por Gloria Cuevas.

Atacando un problema más complejo, la Directora de la Dirección de Seguridad Pública, Daisy Cárdenas Gallegos, afirmó que en tema de comercio ambulante realizarán un trabajo conjunto con carabineros: “se está trabajando en coordinación con Carabineros para aumentar el despliegue de equipos en el sector céntrico, lo que se complementa con el plan policial Navidad Segura durante el mes de diciembre”. Lo planes a futuro para regular el comercio informal es un asunto que se está tratando actualmente  y Daisy Cárdenas comenta sobre los grupos que están a cargo de esto: “Existe una mesa de trabajo en este tema que era coordinada desde la Gobernación Provincial y ahora desde el Delegado Presidencial porque es una materia que compete a varias instituciones públicas fiscalizadoras, no sólo de orden público, sino también de Salud, Impuestos Internos, Sernapesca, entre otras. Es una tarea permanente”.

La situación en Concepción

Finalmente cabe destacar que actualmente la comuna de Concepción se encuentra en fase 3, donde según las indicaciones del ministerio, los aforos para la atención presencial del comercio se restringen a una persona por cada 6 m², con un mínimo de 4 clientes. En tanto para el caso de restaurantes, cafés y fuentes de soda solo se admitirán a quienes tengan su pase de movilidad, en tanto la capacidad máxima estará establecida según el espacio del lugar, que debe cumplir con una distancia de dos metros entre los bordes de cada mesa.

A pesar que no se ha zanjado el tema del comercio ambulante, es algo que está en constante progreso y se cuenta con las medidas para limitarlo y permitir una vía pública más despejada, sin tampoco ignorar a quienes de alguna forma solo intentan salir adelante.

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