Por Javiera Yáñez.

Chuck Bass y Blair Waldorf son reemplazados por una nueva generación de ricos de Nueva York, obviamente con un estilo totalmente diferente.

La nueva apuesta de la cadena estadounidense HBO, es el denominado “reboot” de la icónica serie “Gossip Girl”, protagonizada por Leighton Meester y Blake Lively. La serie relata la historia de un grupo de amigos millonarios que viven en el Oeste de Manhattan y se robó la atención de los adolescentes a mediados de los 2000´s. Este año, la cadena de televisión y plataformas de streaming decidió darle una nueva vida a la historia de la denominada “chica indiscreta”, que se dedicaba a contar los chismes y secretos de los habitantes de la isla.

Lo que parecía ser una increíble idea, terminó siendo una de las producciones más criticadas en redes sociales. El recuerdo de la primera generación ha sido difícil de borrar, debido a la cantidad de temporadas y el éxito a nivel mundial que tuvo. Si bien las referencias a los antiguos personajes emocionan a los fanáticos, no es suficiente para considerarla realmente buena.

La forma en que se desarrolla la trama en cada capítulo es uno de los puntos de mayor debilidad, puesto que todavía no hay un villano o antagonista que resalte. Al final de cada nuevo capítulo todos son amigos y piden perdón por sus acciones, algo que no sucedía con la primera generación. Por un lado, está bien que se enfoquen en que cada personaje reconozca sus errores y lo mal que actuó, ya que las nuevas generaciones podrían repetir estas mismas conductas. Sin embargo, los principales espectadores son los denominados “millennials”, una generación que creció con el drama y antagonistas como Regina George (de “Chicas Pesadas”), Georgina Sparks (de “Gossip Girl”) y Carla Santini (de “Confesiones de una tipica adolescente”).

Si bien las temáticas tocadas en la serie son de gran ayuda para formar a las próximas generaciones, no se pensó en que la principal audiencia serían los fanáticos que ahora tienen aproximadamente entre 24 y 30 años, no los actuales adolescentes que, probablemente, no conozcan a la denominada “chica indiscreta” y los chismes de los ricos de Nueva York.