Bullying se eleva en Chile: una brusca vuelta a la realidad en las aulas tras el encierro

En esta vuelta a clases, marcada por el retorno a la presencialidad, se han vivido múltiples casos de violencia en establecimientos educacionales, donde expertos cuestionan la falta de preparación técnica en torno a esta problemática.

Luego de 2 años en pandemia, la comunidad educativa volvía a la presencialidad, sin estar exentos de dudas y cuestionamientos. Las críticas iban más por el lado sanitario, se apelaba a que esta vuelta podría traer consecuencias negativas en torno a posibles brotes de COVID-19.

Sin embargo, en estas semanas de marzo la preocupación apunta a un foco distinto del que tenían las autoridades en una primera instancia. Los casos de bullying y acoso han ido en aumento en estas últimas jornadas, con sucesos que alarman a los apoderados y a las autoridades.

En redes sociales distintos registros evidenciaban estos hechos, como el caso de una alumna en Laja que fue zamarreada y golpeada por estudiantes. También en San Pedro de la Paz, Valdivia, Puente Alto, Nacimiento, Talca, entre otros sectores, se han dado situaciones similares de violencia.

Un regreso apresurado: ¿el encierro fue un factor determinante?

En base a los últimos hechos conocidos, los expertos analizan los comportamientos en los y las estudiantes, observando una falta de moderación social. “La pandemia de alguna manera determinó con el cese de las clases presenciales una alteración en la conducta social adolescente e infantil” comenta Rocío Huenul, psicóloga y Encargada de Convivencia en el Colegio Gran Bretaña de Concepción.

Los niños pasan la mayoría del tiempo solos, viven en poblaciones vulnerables, en situaciones familiares, socioeconómicas, culturales que son adversas, por lo tanto mucha de esa moderación adulta dejó de existir, y los niños se vieron solos interactuando” añadió Huenul.

La psicóloga cree que la vuelta a la presencialidad “es un factor que influye, es un proceso demasiado brusco y muy poco preparado”. Además, se crítica el cómo los establecimientos se están adecuando a estas problemáticas, ya que las soluciones no siempre llegan a tiempo.

Se descuida absolutamente el desarrollo técnico que debemos tener los funcionarios para poder afianzar el aprendizaje en los estudiantes y también la propia emocionalidad de quienes trabajamos en los establecimientos; creo que todo fue muy brusco” cierra la Encargada de Convivencia, Rocío Huenul.

La ley N° 21.013 sanciona las conductas que atenten contra la integridad física y psíquica en niños, niñas y adolescentes (Fotografía: Agencia Uno).

Las soluciones y las perspectivas

Un foco de críticas con respecto al alza de estos sucesos ha sido el cómo los establecimientos reaccionan para prevenir que esto se replique, sabiendo la importancia de ser rápidos en intervenir y organizarse. 

Con muchos años de experiencia en el sistema educativo, ahora como apoyo técnico pedagógico en el Departamento de Orientación y Convivencia Escolar del Colegio Gran Bretaña de Concepción, la docente Laura Cortés Díaz comentó la posición de los colegios ante los hechos.

Existe un protocolo que está en el plan de convivencia, ahí se definen los pasos a seguir con los estudiantes«. La profesora sostiene que es fundamental la planificación dentro de los equipos de trabajo, que organizados aporten a una prevención más rápida.

Hay que adelantarse mediante acciones planificadas, de las cuales se puede obtener la información de qué tipo de problemas se pueden presentar y evitar que se transformen en un conflicto mayor” dice la profesional de 57 años.

Además, añade que “los establecimientos deben contar con personas especializadas, como psicólogos, encargados de convivencia escolar, que organicen, implementen y evalúen acciones de prevención e intervención”.

En 2021 hubo un aumento del 40% en las denuncias por maltratos físicos y psicológicos en colegios públicos y privados según la Superintendencia de Educación (Fotografía: Getty Images)

La mirada de la otra vereda

Mientras esa es la visión de quienes trabajan con el estudiantado, los grupos afectados suelen tener una mirada más sensible con aquello. Una fuente anónima, de 19 años y estudiante de enseñanza media, comentó su experiencia frente a la violencia escolar.

Tenía miedo, era pequeño y me golpeaban, me costaba comentarlo con mis padres. De hecho no pude hablar con ellos en un principio, me asustaba”. En cuanto a lo que recuerda del actuar del colegio en el que sucedieron los hechos, el joven evidenció tardanzas en los procesos.

La ayuda por su parte fue casi nula, los encargados de convivencia hablaron con el alumno que me agredía, pero no fue suficiente. Aquella vez tuvieron que intervenir amigos de mi hermano que de alguna manera le intimidaron para que se detuviera«.

Casos como este siguen apareciendo en los centros educacionales del país, que ha visto una creciente ola de sucesos que manchan la vuelta a clases. La presencialidad trae estos sucesos de vuelta a la palestra, donde se evidencia que el bullying sigue como una problemática vigente en 2022.

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