Aquí soy 38, pero acá 40

En una sociedad que recalca continuamente la importancia de la medida del cuerpo, ser de una talla u otra no da igual. Una carga que pesa para la salud mental de las personas, pero que pronto podría tener una solución.

“Soy una persona simple, pero a la vez intento tener ropa que sobresalga de lo común. Quiero mostrar un lado más único y diferente de mí”, menciona entre risas y ligeramente cohibida Valentina Cerda, una joven universitaria de 20 años. Pese a que la fuerza con la que inició en la entrevista fue cambiando a timidez a medida que le preguntaba algo nuevo, su emoción por hablar de su relación con el vestuario sigue ahí.

Con risas aún, ella admite que le interesa la moda y que es una de sus formas de expresión favorita para exhibir quién es. Sin embargo, también termina por reconocer que la ha hecho afligirse un poco. “He sufrido mucho en probadores porque me ponía algo S y no me quedaba y era como lo peor que me podía pasar en el mundo. Me sentía pésimo”, me cuenta Valentina.

El sentimiento es parecido en Raúl Navarro, un estudiante universitario de 21 años. Aunque no puedo ver su cara, ya que estamos hablando por llamada, su voz suena seria mientras menciona tener algunas inseguridades asociadas, sobre todo, a las tallas en prendas de tren inferior. Además, él agrega que “cuando compró ropa generalmente tengo que cambiarla ya que compró una talla pensando que son más estandarizadas, pero finalmente me llevó la sorpresa que me queda grande o chica”.

Las tallas como problema de salud mental

Para muchos el uso de la ropa es un aspecto trivial, que no amerita mucha atención, pero la realidad es que es un elemento fundamental para las personas, no solo porque es una forma de identidad, sino también por su relación con la imagen corporal.

Buscar cuál será realmente la prenda de tu talla. Foto de Cam Morin en Unsplash.

María Jesús Godoy, psicóloga clínica especializada en TCA, me comenta que “tengo hartas pacientes que están en mi consulta por temas de la corporalidad y me reportan que el hecho que la ropa les quedé chica o que los pantalones que más les gustaba no les cierra, si afectan su percepción de sí mismas”.

Asimismo, la profesional destaca la problemática que causa no tener certeza de cuál es tu talla. “Hoy en día, con la importancia que se les da a las tallas, al cuerpo, esta valorización excesiva al cuerpo puede generar mucha ansiedad y puede desencadenar un comportamiento restrictivo”, explica.

De hecho, Valentina Cerda cuenta, con algo de impacto en la voz, que “una vez estaba comprando pantalones en Foster, me acuerdo que vi un 38 y me pareció muy chico, lo comparé con un 36 y era lo mismo. Después agarre otro 38 que encontré y era más grande que el primer 38 que había agarrado. Entonces fue como: si me compraba el primer 38 que había visto, me iba a hacer pésimo y sentirme pésimo”.

Un proyecto para una relación más sana

La primera vez que entró al Congreso un proyecto centrado en regular el tallaje de las prendas fue en el 2009, bajo el nombre de Ley de Tallas. Aunque esta iniciativa quedó finalmente archivada, en enero de 2022 ingresó una nueva moción enfocada en establecer un sistema único de identificación de tallas para Chile.

Iniciado por la diputada Gael Yeomans, el plan busca ser aplicable tanto en la manufacturación de ropa chilena como la importada desde el extranjero, algo que no existe actualmente en el mercado. El documento presentado, de hecho, detalla que “hoy la mayoría de las tiendas de fabricación en Chile etiquetan su ropa comparándola con la competencia. Es decir, compran pantalones de otras marcas y los cotejan con los suyos y ponen las medidas”.

Existe una gran cantidad de tallas no reguladas. Foto de Prudence Earl en Unsplash.

La idea regresó al parlamento como respuesta a la encuesta ciudadana realizada por el Sernac sobre la discriminación de género en el consumo. El estudio estableció entre sus resultados que, en materia de tallas, la existencia de diferentes estándares ha hecho sentir a las encuestadas segregadas e incluso no consideradas por el comercio.

¿Qué tan necesaria es?

Para la psicóloga María Jesús, el proyecto de ley tendría al menos cuatro beneficios: proteger la salud mental, asumir que hay distintos tipos de cuerpos, eliminar la idea de que existe una “talla única” y reducir la discriminación y gordofobia. Ante todo, la profesional menciona que “es necesario poner el tema sobre la mesa porque no es algo que se hable mucho y uno diría que es más bien algo banal o superficial, pero existe una diversidad de cuerpos y hay gente que le genera mucha ansiedad el momento de comprarse ropa”.

Una visión parecida tienen Raúl y Valentina, quienes afirman que una medida así les entregaría más tranquilidad mental y confianza al momento de comprar prendas de vestir. Incluso esta última recalca que “siento que quitarle la importancia a la talla y/o la medida del cuerpo va a ayudar mucho a la autoestima de la gente”.

En este sentido, se espera que la iniciativa para regular el tallaje sea el principio para retomar la lucha para que las empresas y grandes corporaciones visibilicen la diversidad corporal de una forma correcta.

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