Durante invierno aumentan significativamente los riesgos para las personas, incluso más allá de las gripes.

Cristian Cárcamo López

Cristian Cárcamo López

Cuando hablamos del invierno, lo primero que se nos viene a la mente es el frío y por consiguiente, lo asociamos a la ropa abrigada y la calefacción. Sin embargo, en reiteradas ocasiones nuestra despreocupación puede además sumarle una pizca de inseguridad y, por desgracia muchas veces también tragedia.

Esto principalmente relacionado a que como lo llaman algunos, “la idiosincrasia del chileno”, en repetidas oportunidades nos conduce a dejar todo para última hora. Si bien pueden existir una infinidad de motivos desde lo económico hasta la simple y llana despreocupación, esto conlleva a que con frecuencia dejemos pasar por alto las posibles consecuencias. 

Un ejemplo de lo mencionado son los denominados caños o tubos de las chimeneas, salamandras o diversos dispositivos de calefacción que operan utilizando la madera como combustible, donde reiteradamente se omite su limpieza o simplemente esperan hasta que comience el frío para recién comenzar a preocuparse por estas.

Cómo voluntario del cuerpo de bomberos, no se hacen extraños los llamados en la temporada fría a causa del recalentamiento de caños, donde las familias ven con terror el escape de sus estufas al rojo vivo u otras emergencias que se producen por secar la ropa encima de los calentadores.

Si bien con frecuencia al ocurrir esto se ha podido controlar la emergencia, ya sea por los propios moradores o por la llegada de bomberos. Ha habido ocasiones donde las familias han perdido su hogar, sus bienes que tanto esfuerzo han demandado y lo peor de todo, también familiares.

Aunque no todos los riesgos del invierno tienen la misma magnitud, puesto que no se puede comparar la voracidad de un incendio que puede arrasar con mucho más que viviendas, con otros resultados como resfríos o gripes, es importante no tomar todo a la ligera. Entender los riesgos que implica el descuido o el mal uso de los artefactos de calefacción, sin dejar de lado nuestro propio actuar que es una reacción directa al frío la cual lleva a buscar calor, se traduce en poder cuidarnos a nosotros y proteger a nuestros seres queridos.