La comuna de Bulnes, ubicada a 25 kilómetros de Chillán, provincia del Diguillin, en la región de Ñuble, puede pasar desapercibida por muchos, pero que presenta una gran falencia en materia de transporte, que afecta principalmente a los adultos mayores y los estudiantes universitarios que deben viajar desde la localidad hacia Concepción.

La baja en la cantidad de locomoción es notoria en distintos puntos del país, sin embargo, con el regreso a las actividades presenciales de muchas personas, se ha visto que el transporte público no da abasto para el creciente flujo de población que necesita movilizarse a diario y que tan solo disponen de buses para realizarlo. Esta situación, afectando principalmente a aquellos en edad adulta, que ya sea por motivos de salud u otro, no cuentan con auto particular para dirigirse a las ciudades vecinas.

Esta situación se da de manera preocupante en Bulnes, donde las personas, por motivos de la pandemia, debieron disminuir considerablemente la locomoción fuera de la comuna, postergando tratamientos médicos o debiendo dejar sus arriendos por largas temporadas, en el caso de los universitarios, quienes tienen su casa de estudio en la ciudad de Concepción. Esto implicaba bastantes riesgos, debido a que un régimen incompleto, puede llevar a problemas bastante graves de salud, además de significar un gasto mayor en movilización, obligando a muchos a realizarlo en vehículos particulares, principalmente por desconocer el uso del pase de movilidad, por lo que no podían hacer uso del transporte público.

Una sola línea, horarios difíciles

Actualmente solo una empresa de buses llega directamente a la comuna, la que, previo a la pandemia, contaba con horarios bastante regulares, teniendo salidas cada una hora y media aproximadamente, lo que significaba un gran alivio para todo aquel que necesitase movilizarse, además de contar con un horario donde el primer bus salía alrededor de las seis de la mañana, llegando al centro de concepción cercano a las ocho, lo que favorecía a aquellos que debían llegar muy temprano a Concepción.

No obstante, con todo lo que significó el avance del  COVID-19, la empresa debió bajar su flujo de buses, alejando los horarios de salida, llegando a desaparecer completamente durante el año pasado “las personas no viajaban, era un gasto bastante considerable, además perdimos muchos conductores, por lo que debimos priorizar otras rutas que nos solicitaban más” se nos comentó desde la oficina de Buses Delsal, flota que conecta Concepción, Florida, Quillón y Bulnes. “Antes de la pandemia era distinto, administrábamos alrededor de 80 viajes diarios, ahora solo tenemos 50 o incluso menos, pero si contamos, desde hace algunos meses, con un viaje directo a Bulnes, el día viernes a las seis de la tarde y que vuelve el domingo a la misma hora, pensado más que nada en los estudiantes” añadieron ante la pregunta sobre si repondrán el servicio hacia la comuna.

Aún cuando la existencia de este servicio es agradecida por muchos, en invierno se trata una tarea complicada “yo vivo bastante arriba, en mi caso, si salgo a las seis, estoy llegando a las ocho a la plaza y de ahí en llegar a mi casa, me da una media hora más y ya esta sumamente oscuro, lo que igual vuelve peligroso el trayecto” comenta Matías Sanhueza, quien viaja regularmente a visitar a sus familiares. Además añade que el trayecto de vuelta es similar, en el horario de tarde al volver a Concepción, le sucede lo mismo, donde llega a calles casi vacías y con la inseguridad de que le suceda algo en el camino a su hogar.

Una necesidad básica no cubierta

A causa de la falta de especialistas y el colapso del sistema público de salud, muchas personas deciden buscar atención médica en la región vecina, por lo que deben contar con tiempo y planificar muy bien sus viajes “yo prefiero atenderme particular, de momento cuento con los recursos económicos para hacerlo, aunque no siempre me pueden llevar en auto, entonces me toca viajar hasta Chillán y de ahí a Concepción, pero un viaje que debería ser de dos horas máximo, pasa a ser de tres o cuatro horas, eso ida y vuelta, uno termina agotado en el puro trayecto” comenta Rosa Henríquez, quien además debe acompañar a su esposo a sus controles médicos, debido a que tuvo una operación bastante compleja en sus ojos, por lo que necesita asistir con su médico a revisiones cada tres meses de manera obligatoria.

Muchos vecinos han presentado su preocupación por esto, por lo que intentamos contactar con la seremi de transportes de la región de Ñuble y con la municipalidad, para conocer su postura y si existía alguna gestión para frenar este fenómeno, sin embargo ninguna de las dos entidades quiso dar declaraciones, por lo que se desconoce si se encuentran en gestiones para buscar una solución ante esta problemática.