Un árbitro tuvo que ser escoltado por Carabineros para abandonar el recinto deportivo en Monte Patria. Fechas suspendidas por disparos en plena cancha y equipos que no pueden presentarse por falta de recursos. La cruda realidad de un fútbol lleno de carencias.

Solo en lo que va de campeonato 2022, dos equipos se han tenido que retirar de la competencia por problemas económicos. Casos como el de Deportes San Pedro de la paz, cuadro que no se presentó al encuentro frente a Deportes Nacimiento y no seguiría jugando en la Tercera División B. Se suma a Caupolicán de Cauquenes. Club que ya confirmó que se retira del torneo de fútbol chileno amateur por una serie de problemas que afectan el sustento económico.

El plantel del elenco del Biobío emitió un comunicado en el cual evidencian malos tratos y problemas con el tratamiento de las lesiones provocadas por la práctica de la disciplina, entre otros problemas. Sería fácil culpar a los dirigentes y en gran medida son responsables. Sin embargo ¿Existe una fiscalización por parte de la ANFA para evitar estos problemas? La respuesta es sencilla: No.

Por otra parte, el fútbol chileno ha vivido lamentables episodios de violencia en el último tiempo. Como los ocurridos recientemente en la Tercera División A, donde hinchas de Deportes Linares agredieron a los simpatizantes de Lota Schwager. O el inédito episodio de la motosierra en Santa Juana. Lamentables hechos que vienen a poner en tela de juicio la capacidad de organización de estos campeonatos. Pero ¿Esto pasa solo en el fútbol amateur? Lamentablemente no.

El ente rector del fútbol sudamericano sancionó a Colo Colo y Universidad Católica por el mal comportamiento de sus hinchas en torneos continentales. Producto de los incidentes, Blanco y Negro deberá pagar una multa de 77 millones de pesos y la UC cerca de 60 millones por distintas infracciones al Código Disciplinario.

En definitiva, al parecer la violencia es parte del mal llamado “folclore del fútbol chileno”. Pero esto no es una situación nueva. Tristes momentos hemos vivido en el pasado y poco parecería haber cambiado el panorama. Es deber de todos quienes disfrutamos del fútbol hacer que esta situación cambie, porque más allá de ser un problema de organización, la violencia es un problema social.