Danza de las sombras: el primer libro de cuentos de Munro que necesitábamos leer

La crítica ya ha dicho casi todo sobre Alice Munro y su maestría en los cuentos, llegando a calificar su trabajo como verdadera magia, o como la mejor escritora viva en la modernidad. Y es que no es para menos: la novel de literatura elevó el relato, siempre despreciado, a los más altos estándares de la creación literaria.

Con un largo historial de trabajo, la octogenaria canadiense ha sido traducida ampliamente en muchos idiomas; esto nos ha permitido leer casi la totalidad de su trabajo hasta ahora. Sin embargo, este 2022 los hispanohablantes hemos sido sorprendidos con la publicación de su primer libro de relatos cortos que escribió: Danza de las sombras, traducido por Lumen, escrito en 1968.

Para los fanáticos y estudiosos de Munro en español esto ha resultado ser una verdadera revelación. No solo porque se trata de sus primeros escritos, no solo porque en este se cuentan historias tan magnificas como inmaduras, sino que la sorpresa radica en que la mayoría de los relatos son los más autobiográficos que ha construido, pareciendo una mezcla de realidad y ficción.

Se trata de 15 historias. De recuerdos de infancia, un padre que sospechosamente no solo vendía jarabe para la tos en sus visitas por el vecindario a sus vecinas en el campo, dos hermanas que se encuentran tras años de ausencia, y el sentimiento de culpa que existe en una de ellas por que la otra cuidó de su madre hasta morir y no pudo hacer su vida, hasta incluso un relato de la propia Munro, cuando recién comenzó a escribir en un estudio arrendado en un centro comercial.

Alice Munro nació en la rural región de Ontario, Canadá, donde transcurren la mayoría de sus relatos, y donde vive hasta el día de hoy retirada de la escritura, o eso se cree, administrando su librería. Créditos: fotografía de IAN WILLMS, THE NEW YORK TIMES.

Profundamente, este libro es la clave para comprender a la Chejov canadiense ¿Por qué? Porque, más allá de ser relatos primigenios, en este se nos presenta una pepita de verdad pura acerca de su estilo narrativo que tanto ha dado que hablar a los críticos: esta pepita es, en efecto, la llave maestra para descifrar su enrarecida psique, su futura complejidad y, algo que resulta tan aliviador como esperanzador—suspiro—, como es qué los grandes maestros no son maestros de nacimiento, sino algo que se va construyendo con la más duras de las constancias.

De esta manera, a los que siempre han querido igualar la maestría de la escritora más penetrante viva, de querer al menos escribir algo parecido a un relato de ella solo por una vez, de dejar de ser miope en esos momentos de vida cotidiana que a veces se nos escapan, pues bien, entonces hay que leer La danza de las sombras.

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