Plantaciones forestales y sus consecuencias socioeconómicas en la población

Ya son más de 60 años de constante daño a el ecosistema y reclamos de comunidades afectadas

A través de las últimas décadas, Chile ha adoptado la expansión de bosques forestales de especies como el pino y el eucalipto, como parte de su estrategia de desarrollo y descentralización. Desde los setenta, vastas plantaciones de estos árboles, principalmente en la zona sur del país, han incrementado desde 400 mil hectáreas en 1970, hasta alrededor de tres millones en 2020. 

El problema de raíz

La rápida expansión de los bosques forestales ha sido incentivada por la implementación del Decreto Ley 701, el cual subsidia hasta un 75 % de los costos de forestación y proporciona recortes a los impuestos que deben pagar las corporaciones involucradas en este negocio. Pablo Petit-Brehuil, abogado, señala que, si bien la industria de los pinos y eucaliptos podría considerarse exitosa en términos monetarios, esta práctica ha recibido críticas desde un comienzo.

Ya sea el conflicto con los pueblos indígenas que habitan las zonas de las plantaciones, o el fuerte impacto negativo en el medioambiente, o el incremento en las cifras de pobreza y desigualdad, entre varios otros problemas socioeconómicos, todos son problemas derivados de los bosques forestales y que afectan a distintas comunidades del sur del país a nivel local, indica el abogado.

Otro de los principales problemas que indica el letrado, es el progresivo abandono y deterioro de los campos y zonas con gran concentración de plantaciones. “Se decía en un comienzo que estas empresas forestales iban a otorgar empleos, descartando la idea de una migración a las ciudades por parte de los habitantes de dicho sector”, señala, “Sin embargo, estos factores han sido justamente lo que lograron estas corporaciones en las comunidades, totalmente contrario a lo que prometieron”, finaliza.

El abogado también agrega que, según estudios recientes, las comunas con mayor extensión de bosques forestales poseen una mayor cifra de pobreza. Un ejemplo de esto es Florida, ciudad ubicada a las afueras de la Provincia de Concepción. Cuenta con más de 10 mil habitantes y más de la mitad de su territorio está compuesto por bosques, un 51,07 %, siendo en su mayoría plantaciones de pino.

Incendio forestal. Fuente: Ciper Chile

El caso Florida

Desde 2016, con el amparo del Municipio de Florida, liderado por el alcalde, Jorge Roa, los campesinos de esta comuna han presentado varios recursos de protección para que la Corte de Apelaciones de Concepción paralice las plantaciones que desarrolla Forestal Arauco, argumentando que estas prácticas van en contra de los estatutos legales dictados por la Corporación Nacional Forestal (CONAF).

La principal consecuencia que provocan estos bosques en Florida son los efectos que produce en el suministro hídrico de sus habitantes. Sin embargo, ni los vecinos, ni el municipio local han recibido una respuesta concreta, lo que ha extendido una sequía en la zona por casi 10 años.

El alcalde de Florida, Jorge Roa, dice que esta lucha contra las forestales se ha extendido más de lo necesario. provocando dificultades de carácter inhumano para los habitantes. “Nuestros vecinos llevan años recibiendo agua de camiones aljibes que llegan desde Quillón”, indica el jefe comunal, “algunas familias de zonas rurales tienen sus napas subterráneas hace años, también dependen de los camiones aljibes. Esto no me parece justo y por eso llevamos tantos años exigiendo que Forestal Arauco se retire de la zona”, finaliza el edil.

Cabe recordar que, en 2017, un poderoso incendio afectó Florida, consumiendo cerca de 31 mil hectáreas. Sin embargo, a cinco años de esta catástrofe, las plantaciones de pino y eucalipto dominan nuevamente el paisaje de esta comuna. Luis Parra, agricultor de la zona, quien heredó sus tierras de su suegro y hoy vive junto a su familia en una parcela cercana a la ciudad, cuenta que perdió prácticamente todos sus cultivos por el fuego, el cual no podía apagar debido a que su pozo y principal fuente de agua, se encontraba totalmente seco.

Masiva plantación de verduras. Fuente: Portal agrícola

La estafa de las forestales

El Decreto Ley 701 permite a las empresas forestar indiscriminadamente, bajo la excusa de recuperación de suelos y control de erosión. Al respecto, Claudia Cárdenas, jefa del Departamento de Medio Ambiente del Gobierno Regional y licenciada en química, indica que Florida es una zona frágil en su tierra y ecosistema, factor que empresas como Forestal Arauco ignoran totalmente.

“En Chile existen bosques que respetan el ecosistema y a sus habitantes, sean humanos o animales, y los conocemos como bosques nativos, es por esto que son protegidos”, cuenta la científica, agregando que “las plantaciones forestales, en cambio, disminuyen la calidad de vida, llevándose tierras, agua y destruyendo la biodiversidad local”.

Algunas de estas empresas forestales han indicado que los amplios bosques de pino pueden jugar un papel importante en mitigar el cambio climático y limpiar el oxígeno. Referente a esto, Cárdenas dice que estudios muestran que los bosques nativos son los que mayormente causan este efecto, liberando carbono constantemente a la atmósfera y por lo tanto, limpiando nuestro aire.

“Considerar los efectos sociales por sobre los efectos económicos debe ser la principal prioridad de las empresas forestales”, señala Luis Mora, estudiante de ingeniería forestal de la Universidad de Chile, y quien dice buscar un cambio a futuro en las prácticas de las empresas como Forestal Arauco.

“Nadie ha dicho que estos bosques no sean necesarios, la alta demanda en papel de celulosa y combustible en base a madera ha impulsado negativamente el crecimiento de estas plantaciones”, dice Mora. “Las demandas exigidas por las comunas afectadas no buscan acabar con estas empresas, sino más bien que sean fiscalizadas y que actúen de acuerdo a las normas medioambientales impuestas por la misma CONAF”, señala el estudiante.

“Afortunadamente”, continúa Mora, “somos varios los estudiantes de mi generación que están conscientes de este problema”, cuenta con un tono esperanzador. Así como Luis Mora, los jóvenes parecen ser los más pendientes del cuidado del medioambiente y la preservación del ecosistema. “La legitimación de los bosques forestales debe ir más allá de provocar aceptación o prometer empleos”, finaliza.

Bosque nativo en la Araucanía. Fuente: Ciper Chile

¿Forestación o deforestación?

Tal y como anuncian los expertos anteriormente, los proyectos de forestación se han convertido en “estafas” que prometen una mejora en la calidad de vida y del aire, es decir, mientras más árboles se planten, las comunidades optarán a mayor trabajo y mejor oxígeno.

Estas zonas plagadas de pino y eucalipto son usualmente ubicadas lejos de las grandes ciudades, como sucedió en Florida. Esto provoca una fuerte migración del campo a la ciudad, al contrario de lo estipulado por las empresas. Este fenómeno es liderado por la población jóven, mientras que la tercera edad prefiere seguir en sus hogares, independiente de los problemas que presente esta decisión.


Las plantaciones poseen riesgos y costos. Muchas de éstas, además de ser todas de una misma especie (pino o eucalipto), usualmente no conservan una variedad de vida salvaje. Incluso, suelen ser más sensibles a enfermedades e insectos, agregando a ésto el constante riesgo de un incendio masivo, por lo que mantener estos bosques a través de los años sería imposible sin intervenciones químicas y pesticidas. Dicho esto, que una empresa anuncie una plantación, bajo la excusa de que ayudará a combatir la contaminación, no cambia el hecho de que estos lugares están, en efecto, contaminando. Tal como mencionaba Claudia Cárdenas, los bosques más antiguos o “nativos”, como se les conoce comúnmente, limpian el aire mucho más que el pino o el eucalipto, sobre todo porque permanecen en el suelo, a diferencia de los forestales, que son cortados una vez cumplen con su ciclo de vida.


Según un reporte emitido por Greenpeace junto a World Wildlife Fund, el uso de plantaciones forestales para absorber las emisiones de carbono de la atmósfera y limpiar el aire, podría acelerar la destrucción de bosques nativos alrededor del mundo. El estudio además concluye que la motivación económica detrás de estas empresas está destruyendo poco a poco los ecosistemas que interviene, sugiriendo que los países como Chile están equivocados en su forma de fiscalizar estos actos, donde en lugar de ofrecer beneficios por forestar, debieran aplicarse sanciones por deforestar.


La plantación deliberada de pino y eucalipto, es contraria a la agricultura, donde una hectárea puede usarse y reutilizarse por años para cosechar un sin fin de verduras, frutas y materias primas, todo esto sin causar un daño a la tierra, y donde incluso, los agricultores planifican años para dejar “descansar” estas zonas y sacarles más provecho el año siguiente. Por su lado, los bosques forestales comerciales, requieren cientos de hectáreas para su crecimiento, además de calor, miles de litros de agua al día, condiciones de trabajo precarias, uso de químicos y pesticidas, así como de semillas modificadas genéticamente para producir constantemente nuevos árboles que crezcan rápido y perfectos para su comercialización.

 

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