¿Cómo sería tener el poder de rebobinar el tiempo? En el videojuego Life is Strange (2015) puedes experimentarlo. A pesar de su antigüedad, la pieza gráfica se sigue imponiendo como una de las pocas con gran impacto cultural fuera de un nicho.

Life is Strange fue una de las primeras novelas gráficas en la industria gamer que logró recaudar miles de aficionados de diversos estilos. Con altas expectativas, se abrió en el mercado y terminó siendo el juego del año en la época en la que fue estrenado.

Bajo el alero de la productora francesa Dontnod, conocidos por su impecable desarrollo gráfico, el fenómeno arrasó en ventas y, contra todo pronóstico, logró un impacto cultural que ha llegado hasta hoy. 

Su potencial reside principalmente en su jugabilidad, donde encarnas a la protagonista Chloe, una adolescente de 18 años que empieza el instituto. La trama gira en torno a la desaparición de una chica en la escuela y su misión principal es descubrir el misterio detrás de ello.

Tienes un poder: puedes rebobinar el tiempo a tu gusto y tomar decisiones. Ninguna será igual que la otra y existen muchos finales. A medida que avanzas, te acompaña una música indie folk, unos llamativos colores gráficos y una historia emotiva.

A nivel argumental, su distinción radica en la particularidad de cada personaje, lo que aporta de manera abrumadora al entramado. En este sentido, uno de sus aspectos distintivos es que fue pionero en la inclusión de diversidades en la industria, con protagonistas racializados, en situación de discapacidad y adultos mayores.

Una de las teorías que sustenta el argumento es la del efecto mariposa, que postula que todo lo que elijas, traerá consecuencias en el futuro. Este ámbito fue uno de los más atractivos para captar nuevos jugadores, con decisiones tan duras que te dejan mirando la pantalla por minutos. Pese a eso, cuenta con una sensibilidad que pocas piezas audiovisuales han logrado, ya que aborda temas como la amistad, el suicidio y el bullying, desde una perspectiva empática y respetuosa.

A pesar de ser una novela gráfica con opciones limitadas, la narrativa emula a aquellas conocidas en los años 80 o 90, pero cuenta con una frescura en conceptos y estética acorde a los 2000.

En términos técnicos, es un título de aproximadamente cinco capítulos, donde cada uno posee sus propios actos y debe ser jugado hasta el final para poder valorar todo como un conjunto. Lo anterior es paradójico, considerando que se tratan de episodios con distintos relatos. Sin embargo, te das cuenta de que se unen de una manera sorpresiva a medida que avanzas, volviéndose cada vez más duros y retorcidos.

No caben dudas de que estos aspectos hacen de Life is Strange una oda a la creatividad de profesionales, que van desde ilustradores, escritores a programadores, los que dan vida a una novela gráfica exquisita. Una obra que se adapta a cualquier momento de la vida, llevándote por un viaje existencialista que te hace pensar sobre el valor del tiempo, del aquí y el ahora. De aquellas experiencias en las que te quedas con un vacío al apretar el botón de “terminar juego”.