100 años sin Baldomero: ad portas del centenario de su partida con un legado inmortal

Con el ojo puesto en el patrimonio diversos actores se preparan para conmemorar a una de las personalidades más representativas e influyentes de la cuenca del carbón chileno.

Por Sebastián Arias y Gonzalo Villegas

Su nombre es sinónimo de Lota, minería y realismo social, su literatura se percibe como un desahogo de realidades que no eran comúnmente representadas en el arte de aquellos tiempos. Pero no tan sólo en la literatura radica la importancia de que el próximo año se conmemoran 100 años de la muerte de Baldomero Lillo, además, su aporte al retrato histórico de la clase obrera lo transforma en ícono de la cultura chilena.

La vida de los mineros y trabajadores del carbón, junto a la del campesinado y salitreros, fueron algunos de los tópicos más trascendentes en su corta pero influyente trayectoria. Por estas razones es considerado como uno de los máximos exponentes del realismo social en Chile, movimiento literario que, debido al contexto nacional, obtuvo mucha fuerza a comienzos del siglo XX.

El 12 de septiembre pasado se cumplieron 99 años desde su partida, donde la Municipalidad de Lota y algunas organizaciones culturales realizaron actividades conmemorativas. En 2023 ya será un siglo sin Baldomero, quien construyó un legado inmortal desde la zona de sacrificio carbonífera, llevando la realidad obrera nacional a distintas partes del territorio y el mundo.

Lillo: Desde la cuna de la mina

Nacido un 6 de enero de 1867, fue criado y sepultado en Lota. Vivió en la zona del carbón durante toda su infancia y estudió sólo hasta el segundo año de humanidades. Desde joven tuvo una inquietud por la lectura, fue un gran admirador de Dostoievski, los chilenos Ramón Pacheco y Liborio Brebia; y de los europeos Dickens y Balzac, con ellos logró desarrollar la observación directa. 

Sobre sus raíces, el encargado de patrimonio del Centro Cultural Pabellón 83 de Lota, Juan Torres, comentó que “su familia era de Santiago y llegaron a Lota el año 1864 cuando Luis Cousiño estaba a cargo de la empresa del carbón. Su papá llegó a la localidad a construir viviendas, mientras que el joven Baldomero pasó tiempo en la central Buen Retiro en Coronel, conviviendo con familias mineras en los pabellones del lugar”. 

Baldomero era  sobrino de Eusebio Lillo Robles, poeta, periodista, empresario y político chileno, quién, sin ir más lejos, escribió la letra del himno nacional de Chile. Además, fue hermano de Samuel Lillo, escritor chileno ganador del Premio Nacional de Literatura en 1947. Estas vivencias influyeron en el desarrollo de una sensibilidad dramática con la que imprime a sus personajes y atmósferas; fuerza y sencillez, lo que se ve reflejado en sus relatos como “Tienda y trastienda”.

En su niñez pasó varios años afectado por una enfermedad, lo cual le impidió ir a clases regularmente. De adulto, era de aspecto enfermizo y delgado, pero con un gusto por las largas caminatas y  excursiones de caza, como queda relatado en su cuento “Caza Mayor”.

En 1897 se casó con Natividad Miller con quien tendría cuatro hijos. En 1899, su hermano Samuel le consigue un puesto en la Universidad de Chile, año en el cual abandona su ciudad natal Lota y se traslada a la capital con el fin de potenciar su carrera como escritor. 

Cuatro años después, participa en un certamen literario organizado por la Revista Católica, recibiendo el primer premio con el relato «Juan Fariña», dando con esto el puntapié inicial en su carrera literaria. Lo anterior, lo llevaría a que en 1904 se publicase “Sub Terra”, la obra más aclamada del autor que incluía diversos cuentos, al igual que el anterior mencionado, en la mayoría de estos se aborda la realidad del minero del carbón y la de sus familias. 

Sub Terra fue el primer libro de Lillo y el más famoso hasta la actualidad, cuenta de ello fue que en el año 2003 se llevó a cabo una película del mismo nombre. Fotografía: Sabes.cl

En el año 1905 se funda la revista Zig-Zag, la cual realiza la publicación de diversos cuentos del autor y que más tarde darían cuerpo a su segundo libro: «Sub Sole» en 1907. Compilación de cuentos en el cual relata principalmente los modos de vida y de trabajo del mundo campesino. 

La vida y obra del galardonado literato nacional siempre estuvo ligada a la clase obrera. Es por eso que Baldomero no queda ajeno a un hecho sucedido un 21 de diciembre de 1907 conocido como la “matanza de la Escuela Santa María de Iquique». Suceso que marcó profundamente al escritor y que lo motivó a comenzar a trabajar en su siguiente libro: “La Huelga”.

En 1912 muere su esposa y queda a cargo de sus cuatro hijos: Aurora, Eduardo, Laura y María. Con esto, su proyecto de escribir un relato de largo aliento sobre lo ocurrido en el norte de Chile no pudo concluir. En 1917 Lillo se jubila de su cargo en la Universidad de Chile y es diagnosticado con tuberculosis pulmonar, enfermedad que le quitaría la vida en 1923 en la comuna de San Bernardo. Sin embargo, su muerte significó el nacimiento de un ícono cultural chileno, un artista que llevó su legado más allá de las letras.

Baldomero: más allá de la literatura

“Una vez más veía confirmarse el humano principio de que cuando asoma el interés, la equidad y la justicia desaparecen”, describe el cuentista en su obra “Sub sole”. Fría conclusión que grafica su literatura, la cual va más allá de un cuento o de una historia ficticia y resulta similar a una reseña de la realidad de aquellos tiempos. Esto vendría a conocerse años después como el «realismo social», el cual traspasa las murallas de la literatura para transformarse en historia. 

Para la Licenciada en Historia de la Universidad de Concepción, Daniela Tapia “Baldomero es más que literatura, es historia. Considera de lleno la cuestión social y representa fielmente a un sector de la clase trabajadora, como lo son el campesino, el pescador y el minero de la zona”. 

Por otra parte, Lorena Lillo, bisnieta del escritor, dice que su legado va mucho más allá: Personajes como nuestro Baldomero se homenajean cada vez que alguien alza la voz por los olvidados y desvalidos, cada vez que se denuncia el maltrato animal o se evidencia la lucha por la justicia verdadera de reconocimiento a nuestros hermanos mapuches. Ese es el verdadero legado de mi bisabuelo. Es un honor llevar su sangre y su apellido”.
Además, su figura y obra han acompañado a miles de familias lotinas a lo largo de sus vidas, sus escritos evidentemente son lecturas obligatorias en los colegios. Un hito importante llevado a cabo en honor al autor de “Sub Terra” es la existencia del Liceo Baldomero Lillo en el centro de Lota Bajo, el cual sigue funcionando hoy en día y alberga diferentes homenajes dentro de su infraestructura en torno al cuentista.

Al ingresar al Liceo Baldomero Lillo se observa un mural con distintas imágenes relacionadas a cuentos del autor, además de otros elementos que sirven para mantener presente su figura dentro del establecimiento educacional. Fotografía: Autoría propia

Jacqueline Quiñones es oriunda de Lota, lugar donde cursó toda su enseñanza básica y media, precisamente en la Escuela Ocho, hoy conocida como Isidora Goyenechea. Ella cuenta que durante su etapa escolar era materia obligatoria repasar la obra de Baldomero Lillo, no sólo por ser un lotino más, sino por su aporte a la literatura del país.

“Cuando fui estudiante no tenía las herramientas digitales que existen ahora, conocer el valor de las obras de Lillo era mediante la revisión de artículos bibliográficos y en general, material complicado tanto en los libros del colegio como externos”, comenta la mujer de 56 años.

Los relatos del escritor con la vida de Jacqueline tienen un vínculo que pueden compartir distintos pobladores del sector, la conexión entre las familias lotinas y las minas. “Mi mamá tenía un familiar que trabajaba en la mina, entonces existía un acercamiento a su historia más allá de que fuera lo central en Lota, por lo mismo los textos de Baldomero Lillo fueron súper relevantes para comprender un poco más esos tiempos de esfuerzo”, cerró.

Lo que viene para el centenario desde su fallecimiento

En el marco de la conmemoración por los 100 años desde su fallecimiento, Lota será centro de actividades importantes para dar memoria al autor en 2023. Alrededor de los años ha sido el Liceo Baldomero Lillo, en conjunto con la Municipalidad y otros actores culturales quiénes llevaron a cabo distintos homenajes en torno a su figura.

Para esta ocasión, el Centro Cultural Pabellón 83 será colaborador nuevamente en las acciones conmemorativas de la muerte del escritor, y ya apuntan a lo que se realizará. “Realizaremos una actividad llamada Lota Puertas Afuera, donde el autor juega un papel importante en la sección Baldomero Lillo: 100 años”, indicó el encargado de patrimonio Juan Torres.

El escritor dentro de uno de sus cuentos en Sub Terra menciona a la mina el Chiflón del Diablo, la cual desde el cese de sus actividades originales se convirtió en un icónico lugar turístico de la localidad. Fotografía: TVU

Además, añadió que no sólo las y los lotinos verán la luz de estos homenajes, ya que se pretende extender a más de 54 comunas entre las regiones de Ñuble y el Biobío. “Se llevarán a cabo gráficas con su aporte a la identidad local y a la literatura, en conjunto con una entrega de libros de sus obras, las cuales sirvieron de base para relatar la realidad de Lota en esos años”, comentó Torres.

Otro actor colaborativo para este aniversario será la Municipalidad de Lota, quiénes a través de la encargada de Cultura, Francisca Nehuelpan, comentaron más detalles. “Para nosotros es importante recalcar la relevancia de la figura de Baldomero Lillo, y en estos cien años desde su partida no podemos quedarnos atrás, será un acto muy especial para toda la comunidad aledaña” dijo Nehuelpan.

Hay que seguir desarrollando los espacios culturales en la zona con distintas iniciativas, el centenario será una muy significativa y esperamos que distintos grupos puedan sumarse a las actividades que se tienen en carpeta”, cerró.

Lota trabaja en una postulación para ser considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, por lo que el desarrollo cultural es clave en base a estos deseos de la comunidad. Es por ello, que la llegada de los 100 años sin Baldomero será una gran oportunidad para la localidad de revitalizar y homenajear a una de las figuras más influyentes de su historia, con la certeza que su legado será admirado por miles de nuevas generaciones.

Top