«Trino»: el tajo abierto en sanación de Dulce y Agraz

El disco debut de la cantante nacida en Concepción habla del sufrimiento y su respectiva superación. En las letras se plasma el proceso y recorrido de sus vivencias entre llamativas melodías y metáforas.

Antes que Daniela González publicara su primer álbum de larga duración, su incursión en la música tenía una lista de logros alcanzados. La penquista de -actualmente- 24 años participó en diversos proyectos, pues en sus inicios lanzó un par de sencillos con “No te dispares en los pies”, una agrupación de Concepción. Sin embargo, debió llegar el 2015 para que González bautizara su proyecto personal “Dulce y Agraz”, seudónimo artístico que mantiene hasta la actualidad. En dicho año, presentó un EP homónimo, el que sirvió para demostrar los sonidos que dominarían en sus próximos trabajos.

El primer LP publicado por Dulce y Agraz se tituló “Trino” y fue lanzado en 2018 bajo el sello musical chileno Lanzallamas. Mientras que las letras de las canciones fueron escritas por Daniela González, la producción estuvo a cargo de Cristian Dippel y Juan Pablo Bello.

Según se puede entender en el relato lírico del trabajo conceptual, la cantante aborda diversas temáticas, todas apegadas a vivencias personales. El crecimiento y sanación no se quedan exentos del mensaje general del disco, pues sus experiencias, vulnerabilidades y dolores son evidenciados entre las melodías, donde se privilegia la voz frente a los instrumentos y arreglos de la producción. 

Portada de «Trino» (2018). Foto: Valentina Palavecino.

Esto se puede representar mediante el trinar de las aves, sonido que le da el nombre al trabajo discográfico. Según la interpretación de la artista, tal trino es producto de la expresión del dolor.

Las historias no solo son contadas por González, pues el álbum cuenta con tres colaboraciones con artistas del país: Natisú, Francisco Victoria y Princesa Alba, esta última, entregando la cuota de urbano para el disco que en su mayoría conserva los estilos más clásicos del pop.

A pesar de considerarse una producción conceptual, las 11 canciones pueden escucharse por separado sin que pierdan el sentido. Incluso, dos de las pistas son las que en definitiva posicionaron el nombre de Dulce y Agraz en las listas principales de la música chilena: “Súbitamente” y “No me alcanza”. Sin embargo, el disco tiene otros éxitos que no fueron valorados como debieron serlo. 

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