Sobre la cultura del «glow up»

Las redes sociales son uno de esos elementos que al contrario de los icebergs, han crecido con el paso de los años. Su rápida expansión se ha visto plagada de trends y todo un nuevo diccionario. Instancia en que nepo baby y coquette toman significado para explicar la dinámica en que alguien logra éxito por su familia o para describir una estética compuesta por lazos.

La verdad es que si bien muchas de las tendencias son una forma rebuscada para nombrar algo. Así como lo haría Hailey Bieber con terminologías que van desde donut glazed nails y sugar plump fairy makeup hasta cinnamon cookie butter hair. Hay otras usanzas que van más allá y logran generar complejos en las personas como lo es la cultura del denominado glow up

Captura escena glow up de Mía Thermopolis en la película «El diario de la princesa».

Por otro lado hay tendencias que han envenenado la mente de los consumidores de contenido de forma que su percepción de sí mismos cambia. Ese es el caso de la cultura del glow up. Descrito según el Urban Dictionary como “una transformación mental, física y emocional para mejor”. El problema con esto es el propósito, se crea la percepción en las personas de que alcanzaran la felicidad y que esta será constituida por sus cambios físicos. Eso no es autocuidado, eso es vivir en una carrera eterna buscando complacer a la sociedad. Persiguiendo estándares impuestos por otros, en los que nunca seremos suficientes.

La verdad está en la aceptación y es que aunque existan cosas que no nos gusten debemos de tomar una posición neutral respecto a ellas valorando su funcionalidad. Dando paso al body neutrality y la apreciación de nuestras habilidades. Sin la necesidad de que nos encante cada elemento que nos conforma como ser humano. Así es como se configura el crecimiento personal que da paso al amor propio. Aquella fuerza que permite a las personas soportar las vueltas de la vida.

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