Desde hace años, los conciertos y festivales han formado parte de la identidad cultural de la ciudad, reuniendo a miles de personas en un mismo lugar. Sin embargo, detrás de estas multitudinarias celebraciones, existe una inquietud incesante a los alrededores. Vecinos y vecinas se quejan por la contaminación acústica, el aumento en la inseguridad e insalubridad acumuladas en las calles cercanas posteriormente a cada evento.

A pesar de la importancia de estos espectáculos, debido a sus impactos culturales, durante los últimos años, los constantes ruidos molestos han hecho que las personas directamente afectadas alcen la voz.

“Conocí a muchos niños con autismo y la gente no entiende que en realidad lo que se genera es un tipo de descompensación familiar, porque uno de primeras no sabe cómo tratar al niño y se genera un impacto que afecta demasiado”, declara Lizeth Enríquez, residente de los alrededores del Estadio Ester Roa Rebolledo, respecto a los ruidos molestos.

Sin embargo, la problemática no solo afecta a los ciudadanos, sino también a los animales que se encuentran en las cercanías. “Los perros se alteran, tienden a escapar, a romper las cosas, porque su sistema auditivo es agudo y sensible. Se estresan fácilmente”, agrega Lizeth, quien relata su experiencia con cinco mascotas en su hogar.

Una problemática que va más allá de los ruidos

Según los testimonios recogidos, la calidad de vida se ve en riesgo y las medidas implementadas no satisfacen las necesidades de quienes residen en el epicentro de estas problemáticas. Así, a pesar de las distintas conversaciones con los responsables de estos eventos, existe un sentimiento de abandono.

Marcia, una residente afectada, refleja sus molestias en cuanto a la cantidad de basura esparcida al día siguiente de los eventos masivos. “Dejan alcohol y defecaciones, es horrible, utilizan las calles de baño. Además, quedan botellas quebradas y eso es peligroso porque contaminan el lugar”.

La basura y residuos en las calles significa un problema más en la lista de los ciudadanos, quienes consideran que debería haber un mayor control en cuanto a la limpieza. “Los organizadores se tienen que hacer cargo de la basura que queda. No pueden realizar un evento y después irse dejando todo como si nada”, comenta Carmen Montoya, habitante del Gran Concepción, agregando que esta también es responsabilidad de quienes asisten, pero que lamentablemente no todos son conscientes de ser limpios.

Los vecinos se enfrentan a la inquietud sobre quiénes deberían hacerse cargo y cumplir con las peticiones presentadas. Sin duda, las opiniones son variadas. No obstante, existe una preocupación en común respecto a un punto que consideran más preocupante aún: el incremento en la sensación de inseguridad.

“Me parece que fomenta la delincuencia, incluso para los mismos asistentes. Los que vivimos cerca tenemos que guardar los autos, cerrar las rejas y todo un cuento. A pesar de que no vamos a asistir y no tenemos ningún beneficio de eso”, añadió Marcia.

Los residentes se ven forzados a tomar distintas medidas de seguridad, pero esto no es algo que solo les afecta a ellos, sino también a los asistentes. Esto se debe a la generación de un ambiente tenso, interrumpiendo el entretenimiento y el bienestar general.

El camino al mejoramiento de medidas

Ante los constantes reclamos y manifestaciones de descontento, algunos representantes de eventos han dado respuesta a las variadas inquietudes. En el caso de la organización del REC, se confirmó la creación de una mesa de diálogo para así entregar soluciones adecuadas a la comunidad de los alrededores.

De esta forma, a través de protestas y manifestaciones, los vecinos de estos sectores han logrado ser escuchados. Sin embargo, es un problema que no solo desequilibra a estos habitantes, sino que también a residentes cercanos al Parque Ecuador, sector Collao, entre otros.

Las demandas ciudadanas han cumplido un rol clave para ser atendidos respecto a las complicaciones que deben enfrentar cada vez que se realizan este tipo de reuniones masivas. Sin embargo, el llamado insta a una pronta y efectiva acción para implementar soluciones sólidas, ya sea de parte de autoridades, como también de organizaciones.

Para la comunidad, resulta significativo que se establezcan medidas duraderas y eficientes para afrontar las temáticas de inseguridad e insalubridad que traen consigo las aglomeraciones. De esta forma, se podría garantizar un ambiente respetuoso y de disfrute cultural.