Netflix tiene muchos dramas coreanos en su catálogo. No obstante, en cuanto a dramas japoneses, tiende a quedarse corto. Es por eso por lo que el hecho de que hayan añadido “Mírame, Mukai-kun”, a la plataforma, es de agradecer por aquellos a los que nos gustan los doramas japoneses.

La serie trata sobre Satoru Mukai, un hombre de 33 años, exitoso en su empleo, pero que, conversando con sus amigos, de pronto se da cuenta de que no ha salido con nadie en diez años luego de su abrupta ruptura con Miwako, su novia de la universidad. Esto junto con la llegada de una nueva compañera de trabajo, hace que Mukai comience activamente a trabajar para cambiar esta situación.

La serie cumple con su propósito de entretener, brindándonos una comedia romántica japonesa en formato de live action. Si bien los primeros dos capítulos hacen que parezca que va a ser episódica, a partir del tercero la trama de esta avanza de forma activa, y constante. La duración de los mismos no es ni muy corta, ni muy larga, siendo de un promedio de 50 minutos cada uno, por lo que da tiempo suficiente para avanzar y tratar lo que necesita, sin que se sienta apresurada ni lenta en ningún momento.

La comedia y el drama están bien balanceados, nunca yéndose al punto de volverse una telenovela, ni tampoco al de que no se tome enserio a sí misma. Te hace reír cuando tiene que hacerte reír, y se pone seria cuando tiene que hacerlo. Así mismo, los personajes son lo bastante profundos como para encariñarse con prácticamente todos ellos, mostrándonos de vez en cuando matices en sus formas de pensar y de actuar, contradiciéndose a sí mismos de manera orgánica, y aprendiendo y creciendo durante el transcurso de la trama.

Finalmente, la historia plantea más de una reflexión sobre el cómo percibimos y tratamos las relaciones de pareja en nuestra sociedad actual. “Mírame, Mukai-kun” es una buena serie no solo para pasar un buen rato, sino también para reflexionar sobre las relaciones afectivas.