El arte de la cerrajeria local: Hugo Muñoz

Dentro de un lugar típico de Concepción, como lo es la Galería Alessandri, se ubica el local 73 en la que lleva por nombre “Llaves al minuto”. Donde lo atiende un noble y feliz señor llamado Hugo Muñoz de 83 años. El oficio de replicar o crear llaves está cada vez más extinguido. Dentro de Concepción son muy pocos los lugares donde se puede encontrar un local con estas características.

Mientras observamos el mundo de don Hugo, es imposible no evitar notar los pequeños detalles que dan vida al taller. Un pequeño cartel publicitario que dice “llaves” cuelga en la pared, testigo silencioso de generaciones. Las herramientas cuidadosamente ordenadas en sus estanterías muestran décadas de uso y experiencia acumulada. Incluso el representativo sonido a metal y máquinas parece estar conectado en las paredes. 

Una trayectoria entre metales 

«¿Cómo ha sido su trayectoria como cerrajero?», pregunto. Hugo para sus trabajos con una expresión pensativa, a manera de que estuviera rememorando en el tiempo para revivir los momentos que lo llevaron hasta aquí. «Son 69 años, joven. 69 donde pude abrir puertas y cerrar problemas».  

Palabras que llenan la habitación con una mezcla de nostalgia y felicidad, a manera que si estuviera recordando cada momento con una claridad cálida. Sus manos rugosas y curtidas por el trabajo se mueven con una gracia casi coreográfica, como si estuvieran bailando al ritmo de una melodía que solo él puede escuchar. 

Entre muchas fotos colgadas, se ve atentamente su cariño al atender, mientras esperábamos nos iba hablando con la vastedad de su conocimiento y experiencia. Los momentos compartidos son como una puerta abierta a través del tiempo, refrescando una visión única de una época pasada. “Han pasado generaciones de generaciones. Cada persona que ha venido ha ido renovando grandes cosas en sus vidas personales y he sido testigo indirecto de aquello”. 

Pero detrás de cada historia de éxito hay también momentos de dificultad y sacrificio. Nuestro protagonista nos reveló haber enfrentado numerosos desafíos a lo largo de los años, desde crisis económicas hasta tragedias personales. Sin embargo, su espíritu de lucha y su generosidad inquebrantable lo han marcado para superar los obstáculos con valentía y dignidad. “Había veces en donde no teníamos cómo pagar el arriendo del local, aunque con fe y perseverancia lográbamos todo”. 

Su hijo mayor Hugo siempre lo acompaña durante las tardes en el taller

La edad no lo es todo 

Él nos mira sonrientemente con ternura, como si estábamos visualizando un horizonte lleno de realidades alternas. «No, joven. Nunca me lo imaginé. Pero ¿quién iba a decir que aquí estaría, después de tantos años? Uno se adapta, ¿sabe? Y sigue adelante». Nos contaba con gratitud y junto a una mirada nostálgica.  

Sonriente, relata cómo ha visto crecer a generaciones enteras de clientes, algunos descendientes directos de los primeros compradores que tuvo en sus inicios. A lo largo de su carrera, ha enfrentado altibajos económicos, desafíos de adaptación a los cambios tecnológicos y crisis como la pandemia y el estallido social, pero su determinación y habilidades manuales han sido su mayor fortaleza. 

Con cada palabra que pronuncia, Hugo nos revela una sabiduría que solo se adjudica con el paso del tiempo. A través de una montaña rusa de emociones, ha encontrado equilibrio en su familia, satisfacción en su trabajo y gratitud en las pequeñas alegrías que la vida le ofrece. 

La familia y el sacrificio 

En el transcurso de nuestra conversación, don Hugo nos compartió los detalles de su larga trayectoria como cerrajero, una profesión que ha abrazado con dedicación durante casi siete décadas. Un giro circunstancial, originario de Concepción, lo llevó a convertirse en trabajador del oficio, aunque de sus tres hermanos menores nadie se dedicara al rubro. Su pasión por las manualidades y la necesidad de aprender sobre metales lo llevaron a adentrarse en el mundo de las llaves y las cerraduras, un camino que lo ha mantenido activo y comprometido a lo largo de los años. 

A medida que nuestros minutos con Hugo avanzaba, él nos colaboraba detalles íntimos sobre su familia, sus hijos y el legado que espera dejar atrás. «Tengo tres y a todos les entregué educación. Fueron universitarios y ahora son desarrollados en sus vidas”. Su voz se llena de orgullo al hablar de sus retoños, como si cada logro de ellos fuera también suyo. 

Él ya es viudo desde hace 10 años. Su esposa Marta fue un pilar fundamental para su travesía. “Ella era significativa para mí, fue una compañera ideal y ahora sé que me acompaña diariamente”. Entre unos ojos llorosos y nostálgicos por recordar momentos icónicos junto a su amada. 

Pero incluso en medio de la felicidad y el éxito, don Hugo reconoce los sacrificios que ha tenido que formar en el camino. «A veces se pierden varias cosas porque uno. Este negocio funciona, y no siempre está hecho todo. Tiene que pasar por las manos de uno y hay que hacerla”. Su tono es sereno, como si aceptara con gratitud el precio que ha pagado por perseguir su pasión. 

Los paseos favoritos de Hugo y su familia, era cuando iban al Rio Itata en Quillón
Fotografia de Archivo de Hugo Muñoz

El cimiento de una larga aventura 

«A pesar de mis 83 años, todavía me manejo en esta cuestión», afirma don Hugo con seguridad, comprometido completamente con su oficio. Aunque su hijo mayor José trabaja junto a él, nuestro protagonista es consciente de que la pasión por la cerrajería no es algo que se herede automáticamente. “Es necesario cultivarla con el tiempo y el compromiso personal. La consistencia y amor a lo que se dedica me decía mi maestro”. Recuerda con cariño a Óscar Leiva, el hermano del dueño del taller “Llaves Leiva” como uno de sus mentores más influyentes dentro del rubro. 

En un breve momento de reflexión, nos comparte algunos consejos para las generaciones más jóvenes, dejando en claro la importancia de la disciplina y la perseverancia en el camino hacia el éxito. «La vida es como una llave que necesita ser moldeada y pulida con paciencia y dedicación». Transmitiendo la sabiduría acumulada a lo largo de sus años de experiencia. 

Con cada respuesta, don Hugo revela no solo su habilidad como cerrajero, sino también su profunda experiencia con la vida y su generosidad al compartirlo con sus clientes. Su legado perdurará más allá de sus palabras, dejando una marca incomparable en aquellos que tienen la fortuna de compartir con él.

 La base del éxito es la disciplina y la perseverancia

El gran consejo que da a las nuevas generaciones

Lo que depara el futuro 

Con sus 69 años dentro del oficio, la vida de don Hugo parece que no tendrá grandes cambios, ya sea por la edad, su pasión, o por comodidad.  

“¿Piensa retirarse prontamente del oficio?”, le preguntamos. “No, yo soy de los que se mueren con las botas puertas”. Tras tantos años trabajando, la dedicación y el compromiso han sido pilares fundamentales para su vida. Ya sea durante el estallido social del 2019 o la pandemia del 2020, Hugo siempre mantuvo la intención de seguir laborando y sacar adelante el negocio.  

A lo que me lleva a preguntar: ¿ha sido feliz en este tiempo? Tras unos momentos en silencio responde: “Sí, a su manera”. “El trabajo hay que hacerlo a gusto, o si no, no funciona”, continúa comentando una de las claves para mantenerse contento durante la jornada:“No a todas las personas uno les puede caer bien. Es una cuestión lógica eso, no saca nada uno con amargarse el pepino”. 

Y, por último, le consultamos ¿qué mensaje les dejaría a las futuras generaciones?, a lo que él respondió: “Ahora las personas viven demasiado rápido. No saben apreciar el día a día, o el tiempo que toma componer las cosas”. Mirando con una sonrisa que lo caracterizaba en cada momento. 

Como le ha demostrado su trabajo, para formar las cosas bien hay que tener paciencia con uno mismo, empatía con otros y mentalidad para saber lograrlas. Todos los propósitos importantes toman tiempo, esfuerzo y dedicación. Sin duda Hugo Muñoz es un gran ejemplo de ello. 

La licenciatura de su hija Lorena siempre la recuerda con cariño
Fotografia de Archivo de Hugo

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