Las protestas violentas y su lugar en la democracia

Si bien las protestas son una manera efectiva y respetable de hacer ver una posición respecto a un tema, una vez se usa la violencia, el propósito original suele corromperse y el movimiento pasa a usarse como una plataforma para conseguir poder.

La violencia, que se puede entender como el uso de fuerza física o moral, en las protestas, es un tema delicado. Por un lado, se puede justificar su uso como una simple consecuencia de la situación. Si un grupo es oprimido y se les trata de forma desigual, entonces es entendible que en algún momento exploten. Por otro lado, existe la idea que la violencia nunca debería ser admisible en una protesta. Si se usó una vez, entonces, existe el riesgo de que la violencia escale. Yo no estoy de acuerdo con ninguna de estas posiciones, más o menos.

Hay casos en los que el uso de la fuerza podría ser la única manera de generar cambio, por ejemplo: las tiranías y dictaduras. Cuando los líderes abusan de su poder y el precio son las vidas de miles de personas, entonces no se trata de una diferencia de opinión, se trata de supervivencia; vida o muerte. En estos casos no creo que sea apropiado actuar moralmente superior, considerando su situación. Pero ahí está la distinción más importante, este caso es uno de tiranía, no de democracia.

Fotografía de las secuelas de una protesta de Black Lives Matter y Antifa en EE.UU., Flicker

En una de democracia, la violencia está totalmente injustificada. Si los sistemas puestos funcionan correctamente, entonces no hay ninguna razón para protestar de forma violenta. Y si no funcionan correctamente, entonces hay otras maneras de hacer vuelva a entrar en curso; destrozar la propiedad pública y agredir a otras personas no solucionará nada, nunca lo ha hecho.

Es más, en aquellos casos, como La Revolución Francesa, la rusa, o como pasó en el estallido social, cuando la violencia se normaliza, e incluso se justifica, lo que termina pasando es que mucha gente se aprovecha de la situación. Y, lo que una vez empezó como algo justo y noble, da paso a la tragedia.

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