La música, el baile, la pintura o el dibujo, entre otras expresiones artísticas, abundan en beneficios. Sin embargo, tras la masiva visibilización de esta temática en la salud mental, algunos opinan que es solo la faceta de una moda. Es más, ya están cansados de escuchar constantemente sobre estas actividades.

A veces, el trabajo y los estudios consumen gran parte de nuestro tiempo. Esto, dejando un casi inexistente espacio para el arte. No obstante, según la organización médica Scripps Affiliated Medical Groups, “se ha demostrado que las actividades artísticas, como la escultura, la pintura o el dibujo, reducen los niveles de estrés y fomentan la calma mental”. De esta forma, por más normalizado que esté el tema, ni por mucho que se haya hablado de él, considero necesario seguir promoviendo estas prácticas en la vida cotidiana.

Hasta que nos cansemos de escucharlo, hay que dedicarle tiempo a lo que nos gusta, relaja y conmueve. Básicamente, a todo aquello que abre un camino hacia la expresión de sentimientos y que contribuye a salir de lo rutinario. Ahora bien, esto desencadena un trasfondo incluso más grande: la poca importancia que se le entrega a las disciplinas artísticas en instituciones de educación básica y media.

Una correcta motivación y apoyo en el desarrollo creativo del arte podría ayudar a valorar aún más estas prácticas como un medio para exteriorizar nuestras emociones. Está bien que este sea un tema comúnmente abordado. Es más, creo que debería ser todavía más masivo, hasta llegar al punto en donde todas las personas encuentren su propio camino para conseguir el bienestar.