Los pormenores de la reconocida industria musical penquista

A nivel nacional, Concepción se destaca por la abundante presencia de artistas exitosos que se han creado en la provincia, sin embargo, poco se habla sobre el funcionamiento interno del gremio.

Los Bunkers, Los Tres y Julius Popper son algunas de las bandas que construyeron la base de su éxito en la región del Biobío. El rock ha sido históricamente potenciado, pero se ha olvidado el género clásico que sentó las bases de la música como arte.

En lo interno de la industria musical penquista, el canto lírico ha sido abandonado. La mayor parte de los casos de éxito, son de quienes se han visto en la obligación de hacer carrera fuera del país, debido al poco reconocimiento económico de la disciplina en Chile y regiones.

El gremio penquista deja mucho que desear en cuanto a compensación monetaria, ya que los pagos son, a lo menos, deficientes.

Ejemplo de ello, es el teatro Universidad de Concepción. Ente protagonista en la promoción de actividad cultural en la región, reconocido por sus óperas y obras sinfónico-corales icónicas, cada año.

Ensayo ópera «El Corvo», de Remigio Acevedo Raposo, realizada en diciembre 2023. Imagen de Corcudec.

Sin embargo, remuneran solo a una parte del equipo discriminando a los cantantes. Estos reciben sueldos ínfimos y que no compensan la exigencia de la institución.

Sus pagos no superan los 150 mil pesos imponibles y consideran tres ensayos semanales, alta exigencia técnico-vocal y un mínimo de tres conciertos por noche. Eso, si las voces contratadas son de la región, ya que comúnmente se prioriza a cantantes de Santiago y sus pagos son exponencialmente más altos.

No solo se menosprecia al artista local, también hacemos diferencia entre alguien de la región y alguien de la capital.

Esto sucede en varios coros de Concepción: Chile Gospel, Camerata Vocal, Coro UdeC y más. Aquí los coros basan su existencia en la voluntad colectiva de fomentar el arte, pero sin respaldo económico.

Es la cultura intrínseca del país. Valorar tardíamente nuestros talentos locales o hacerlo cuando un externo ya invirtió en ellos.

Nos quedaremos con las ganas de saber cuánto más pudo crecer la región a nivel cultural, de haber tenido más consideración con los artistas locales. O a cuántos perdimos por subestimarlos y no tener la humildad suficiente para percibirlos

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