Los secretos culinarios de una abuela

Más allá de ser meras recetas, estas son cápsulas de historia, reliquias de sabiduría transmitidas de una era a otra, custodiadas por la figura venerada de la matriarca.

En la emoción de la cocina familiar se entrelazan los olores que evocan recuerdos y los sabores que calientan la mente. En este santuario de la tradición culinaria, la figura de la abuela se erige como guardiana de legados gastronómicos que trasciende el simple acto de cocinar para convertirse en un vínculo entre generaciones.

Con unas manos marcadas por el tiempo y una sonrisa que irradia abundancia, la abuela demuestra sus dotes culinarias, mezclando ingredientes con una maestría que solo la experiencia puede proporcionar. Cada plato es un viaje que excita el paladar y revive momentos familiares donde el amor es el ingrediente principal de todas estas comidas.

En su cocina, no solo se enseñan recetas, sino que también se comparten historias, anécdotas y tesoros que se transmiten de generación en generación. En ese espacio sagrado, donde se crean los lazos familiares, donde cada gesto y cada palabra está impregnada de la memoria de quienes tienen el privilegio de estar presentes.

Estos secretos no se limitan a la mezcla de ingredientes, sino a las supersticiones de quienes tienen más edad que nosotros.

Ayudas y supersticiones

Maria Lucrecia Pérez madre de dos hijos y abuela de cinco nietos, cuenta sus supersticiones en la cocina, Rodolfo Pérez, cortesía.

Maria Lucrecia Pérez, abuela de cinco nietos y vivió gran parte de su vida en el campo gran parte de su vida habla de sus experiencias y sus secretos: “Cuando antiguamente vivía con mis padres aprendí que no se tiene que mirar el batido de la mayonesa porque se corta o no se debe golpear el tiesto en el que se hace el merengue porque se baja. Mi madre decía que no se debe golpear el horno porque los bizcochos no suben y cuando la crema se corta uno puede arreglarla batiéndola en un plato limpio poco a poco. Podría contarte muchas más de estas experiencias, pero lo que mejor te puede servir como una persona joven es el secreto de las papas fritas, debes lavarlas y secarlas muy bien para que queden crujientes y no se pongan latigudas”, expreso.

¿Como era cocinar antes?

A través de sus hábiles manos, nos enseña a apreciar las cosas simples, y encontrar la belleza en la vida ordinaria. Sus recetas son mucho más que simples instrucciones de cocina; Son cápsulas de sabiduría de tiempos antiguos, de como el tiempo cambia y se vuelve mucho más rápido para las nuevas generaciones.

Aida Rojas madre de dos hijas y abuela de cinco nietos, cuenta como era cocinar antiguamente, Lorena Garbayo, cortesía.

Como expreso la señora Aida Rojas sobre la cocina antiguamente y en la actualidad: “Yo he sido mala para la cocina porque realmente nunca cocine de joven, pero ahora que vivo aquí me toca hacerlo. Antiguamente, se hacían muchas cosas como los sopones y también se cocinaba con una pata de vaca. La vida era más difícil o más bien el cocinar era más difícil, los pollos había que matarlos, pelarlos y pasarlo por agua para quitarles las plumas y recién en ese momento se empezaba a cocinar, era más sacrificado antes, pero ahora hay más comodidades la mayoría de las cosas vienen todas listas. Mejoró muchos problemas de tiempo, pero perdió el encanto”.

Si bien las abuelas son las que enseñan estos secretos, los hijos y nietos son quienes los ponen en práctica. El vasto mundo de la cocina es tan amplio que va desde consejos de cocción hasta los llamados mitos en la cocina.

Las siguientes generaciones y sus memorias

La señora Lorena Garbayo, emprendedora y madre cuenta sus experiencias con la cocina de su abuela, Lorena Garbayo, cortesía.

Entre estos mitos, Lorena Garbayo habla de como influyeron las supersticiones de su abuela en la cocina: “Para cocinar las lentejas “hay que asustarlas”, decía mi abuelita, una expresión que hace referencia al hecho de verter un poco de agua fría mientras se cuecen, para que queden más tiernas, hasta el día de hoy sigo preparando de esta forma las legumbres. Si la mermelada queda muy aguada puedes poner una coronta de manzana en la cocción y no debe haber ninguna niña menor de 15 años para que “la mermelada no se sienta”, mi abuelita decía esto todo el tiempo y si bien sé que no es necesario seguir estas reglas que parecen descabelladas, sigo preparando las comidas de esta forma”, expreso.

En un mundo cada vez más frenético y despersonalizado, el legado culinario de la abuela se alza como un faro de luz que nos recuerda la importancia de conectarnos con nuestras raíces y mantener vivas las tradiciones. Porque en cada bocado de sus platos está la esencia misma de nuestra identidad, una huella imborrable de quienes nos enseñaron a amar a través de la comida.

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