Las aplicaciones de autos como Uber, Cabify e inDrive, buscan ofrecer un medio de transporte por un precio económico y a cualquier hora. Sin embargo, solo por el hecho de que el conductor sea hombre, en las mujeres genera desconfianza y se ha vuelto un peligro más.

Avisa cuando llegues, comparte tu ubicación en tiempo real, anota la patente del auto y cualquier cosa me llamas. Estos son algunos de los consejos que constantemente recibo de mis cercanos al momento de subirme a un auto de estas aplicaciones, puesto que nunca se sabe cuándo me podría suceder algo en el camino.

Pedir un auto y no saber si llegarás a tu destino, se ha vuelto una problemática que se ha instalado en Chile. Aquello, quedó reflejado en el caso de Alison Muñoz, la joven de Concepción que solicitó un viaje a través de la aplicación DiDi, sin volver a tener rastro de ella hasta que la encontraron sin vida.

Cada vez más en las redes sociales, se fomentan los resguardos que se deben tener al momento de subirse a uno de estos autos. Por ejemplo, llevar el vidrio abajo, por si se debe gritar para pedir ayuda, sentarse detrás del chofer y el infaltable gas pimienta como último recurso a utilizar, son algunas de ellas. 

Considero inaceptable que las mujeres debamos tener el doble de precaución por culpa de personas que solo hacen daño en la sociedad. Es inevitable que me genere molestia lo injusto que es para nosotras y al extremo que debemos llegar con los cuidados.

¡Qué difícil es ser mujer en un país donde constantemente se ve vulnerado el género femenino! Solicitar un traslado en las aplicaciones de autos requiere de valentía, pues nunca se sabe el tipo de persona que hay detrás del conductor. Sin embargo, que alivio y seguridad me transmite ir con una mujer al volante. Pero ¿cuándo será el día en que dejaré de tener miedo por no saber si llegaré viva?

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