Beautiful boy: una constante batalla

Beautiful boy portada

Las drogas son un mundo inestable que la película relata de forma muy asertiva.

El largometraje Beautiful boy: siempre serás mi hijo narra una tragedia juvenil que está basada en una historia real. En primer lugar, los sucesos que transcurren de forma no lineal ayudan a entender el ocaso del protagonista Nic Sheff, interpretado por Timothée Chalamet.

El personaje principal vive en una pugna constante por rectificar su comportamiento, producto del uso de diversos estupefacientes. Sin embargo, su familia, en especial su padre, no lo dejará ir tan fácilmente. Esta película biográfica es cruda y desagradable en ciertos momentos, pero sostiene como los vínculos de tus parientes pueden verse colapsados por estas situaciones.

La cinta no solo reflexiona sobre el pesar del drogadicto en cuestión, sino que también el proceso familiar que hay detrás. Kevin Sheff, interpretado por Steve Carell, quien vendría a ser el padre del joven, siempre está enfrentándose a la disyuntiva de seguir luchando por su hijo o rendirse.

Es el proceso que se enseña, las recaídas, las desintoxicaciones, la dependencia y las consecuencias. También es el amor del padre el que se retrata, quien busca ayudar siempre a su hijo, pero también lo extenuante que puede llegar a ser.

La película no solo es conmovedora, sino que también hace que se empatice demasiado con el caso expuesto. Las actuaciones de Chalamet y Carell son simplemente espectaculares, como logran la complicidad padre e hijo, se siente como si efectivamente tuvieran ese nexo.

En aspectos técnicos, la fotografía que presenta el largometraje es única, principalmente a la perfecta transmisión de caos y paz en determinados momentos. También se apoya de una banda sonora que mezcla piezas antiguas con canciones de época, las cuales logran una armonía en situaciones determinadas.

Finalmente, hay que ver esta obra de forma bastante comprensiva y sin prejuicios, debido a que el proceso de rehabilitación es sumamente complejo de vivir y ser espectador también es desgastante.

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