La realidad de los estudiantes trabajadores

Las dificultades de financiar una educación superior y mantener el equilibrio entre la vida académica y laboral.

Para ser profesional hay que tener una formación superior, la que se paga a no ser que la cubra una beca. Si tienes que estudiar en una ciudad que no es la tuya, debes de pensar en costear un arriendo, gastos comunes, luz, agua y servicios varios. Supongamos que contamos con el apoyo económico familiar, no sería tan complejo subsanar estas necesidades. ¿Pero y en el caso de que no?

Hay estudiantes universitarios que se ven obligados a trabajar para remediar las necesidades mencionadas anteriormente y eso que no hablamos de la alimentación, transporte y aseo personal.

Pensemos que aquí en Concepción un arriendo no sale menos de $200 000. Un sueldo mínimo de un trabajador part-time rodea los $250 000, es decir, que solamente en alojamiento uno puede llegar a gastarse más del 80 % de su salario.

Si bien uno puede trabajar más horas para obtener un mayor capital, esto significa un gran desgaste de la salud tanto física como psicológica del estudiante. Lo que conlleva, a veces, no dormir, alimentarse mal, tener estrés, ansiedad y muchas otras cosas negativas. ¿Pero qué otra alternativa existe?

La gran disyuntiva es cómo se puede convalidar el rendimiento académico con el laboral e incluso con el social. La verdad es que parece casi imposible realizar bien todas estas actividades, sin sacrificar algo, y en este caso, estamos renunciando a la salud.

A veces, la presión de los estudiantes trabajadores de mantener buenas notas y cumplir con las responsabilidades laborales puede ser abrumadora. Esto lleva a un círculo vicioso de cansancio y bajo rendimiento en ambas áreas. La situación es aún más complicada para aquellos estudiantes que no cuentan con una red de apoyo fuerte.

Estudiante trabajador universitario.
Fotografia: Shutterstock.

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