El sueño de la casa propia: desafíos a los que se enfrentan los adultos jóvenes

Los altos precios y el déficit habitacional son de los factores más importantes que limitan la adquisición de un hogar. El grupo etario de adultos jóvenes son los que más conflictos enfrentan a la hora de independizarse, viéndose frustrados ante esas dificultades.

La población entre 25 a 44 años en Chile, desde hace algún tiempo, ha tenido complicaciones para poder comprar una casa. Son diferentes las variables que causan esta difícil situación. El alza de los gastos y la calidad de vida en general son algunos de los factores que afectan a este grupo de personas.

Mientras que antes una familia de cuatro integrantes se podían permitir un domicilio, ahora a un adulto, soltero y sin hijos, se le hace imposible. Las propiedades han aumentado su valor en los últimos años. Antes la clase media podía tener como objetivo posible un domicilio propio; hoy, ese sueño parece cada vez más alejado.

Un análisis de Colliers identificó que en Chile los compradores de viviendas menores de 35 años disminuyeron un 49 % en 2022. Fotografía: Freepik.

Claudio Parés, jefe de carrera de Ingeniería Comercial de la Universidad de Concepción y economista, comentó algunos de los elementos determinantes del progresivo encarecimiento, señalando que “lo que pasa hoy es que hemos tenido pocas construcciones y la demanda por vivienda ha subido, por lo tanto, el precio ha aumentado”.

Las dificultades en el ahorro y el alto déficit habitacional

Esto tiene directa relación con el problema inmobiliario que está atravesando el país. Parés profundizó en el tema, añadiendo que “estamos saliendo de un periodo inflacionario, no solo en Chile, sino también en el mundo, lo que mantiene las tasas de interés demasiado altas”. Un punto bastante importante que considerar, pues la economía afecta directamente a la posibilidad de ahorro en los adultos jóvenes.

Son muchos los que aún deben seguir viviendo con sus familiares; los altos costos y los bajos salarios, muchas veces, no les permiten juntar dinero para su futuro hogar, aun cuando no tienen altos gastos, como un arriendo.

El Plan de Emergencia Habitacional de la región del Biobío logró entregar más de nueve mil viviendas en 2023. Fotografía: Carolina Echagüe.

“Con las alzas de los precios y los gastos imprevistos, no se logra generar un ahorro mínimo para la obtención de una vivienda”, indicó Montserrat Gaete, una trabajadora del área de contabilidad y finanzas. Con tan solo 25 años y una hija, tiene que vivir con su madre por las dificultades que se le presentan al optar a su casa propia.

“He planeado e intentado a través de comités sociales y postulando individualmente a los subsidios que da el Gobierno, pero una de las barreras es la cantidad de personas que postulan a estos mismos”, destacó Montserrat. La alta demanda, no solo de este grupo etario, sino de las personas en general, es uno de los mayores reflejos del déficit habitacional que está afectando al país y, en especial, la región. Según una investigación del Centro de Estudios de Ciudad y Territorio del MINVU, durante 2023 existía un requerimiento de más de 23 mil viviendas en el Biobío.

Los problemas de los subsidios y financiaciones 

Por otro lado, el acceso a la financiación se ha vuelto complicado, tanto de manera particular, por medio de créditos hipotecarios, como mediante las ayudas que brinda el Gobierno. “He postulado en muchas ocasiones, desde el 2019, pero siempre salgo rechazada porque no vivo en una situación precaria para el Gobierno”, indicó Montserrat. Para poder ser aceptado en alguno de los préstamos de forma pública, se debe tener un salario básico mínimo que, muchas veces, las personas superan.

De igual forma, pueden optar a créditos hipotecarios, pero también existen limitantes. Macarena Meza, profesora de música y pedagoga teatral, de 27 años, con mucho esfuerzo pudo adquirir una casa con su pareja. Sin embargo, varias fueron las barreras que tuvieron que atravesar juntas.

La Cámara Chilena de la Construcción determinó que, durante el 2019, una familia debería destinar su salario durante 7,6 años para el pago de una vivienda. Fotografía: Freepik.

Una de las piezas clave para acceder de manera particular son los sueldos, donde las personas deben contar con un contrato indefinido y una renta mínima para ser aceptadas. “En nuestro caso, no alcanzábamos por separado a un crédito hipotecario. No podía postular sola y tampoco mi pareja”, mencionó Macarena.

No solo eso, al ser una relación de mujeres y no estar casadas, los trámites para complementar y juntar sus salarios fueron complicados. Sumado a esto, Macarena Meza profundizó en otra de las problemáticas que enfrentaron: “Primero, como yo fui titular, no tenía todavía un contrato indefinido en ese tiempo, entonces era muy difícil que nos dieran el crédito. Igualmente, como tampoco teníamos hijos en común, no había opciones que facilitaran los trámites”.

Un futuro incierto

Como ya se venía comentando, el bajo nivel inmobiliario es uno de los factores que contribuyen a este problema. En ese sentido, y como efecto de ello, los valores de las viviendas son sumamente altos.

Claudio Parés enfatizó que “para los próximos años deberíamos ver más construcciones, lo que debería dar un pequeño descanso al alza en los precios y una baja en las tasas de interés”. Una predicción que, de ser cierta, podría dar esperanzas y más posibilidades a los adultos jóvenes, en especial a las próximas generaciones que necesiten y quieran comprar su propia casa.

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