Cultura vial penquista: volantes histéricos y negligencia peatonal

Frecuentes infracciones a la ley de tránsito ponen en riesgo la vida de conductores, pasajeros y peatones que resultan víctimas de sus peligrosos hábitos.

Las calles de la provincia de Concepción están habitadas por conductores temerarios que sobrepasan los límites de velocidad y las señales de tránsito. El transporte público, buses en específico, frecuentan rutas en las que por cumplir vueltas y lapsos de tiempo aumentan el esfuerzo de sus motores. Esta rapidez es peligrosa, los choferes de estos vehículos deben tener una responsabilidad mayor debido a que transportan pasajeros. Pero deciden acortar unos cuantos segundos del viaje al no respetar luces rojas o pasos ferroviarios y causan accidentes.

Existen lugares específicos en donde algunos conductores deciden dar rienda suelta a su histeria y compiten por ver quién comete más infracciones. Los trayectos de Chiguayante a Concepción presentan esta particularidad. Tanto conductores de automóviles como autobuses presionan el acelerador a fondo al abandonar y entrar a cada una de estas comunas, hecho que es visibilizado por abruptos cambios de carril y luces amarillas que son interpretadas como verdes.

Por otro lado, al llegar al centro de Concepción ocurren dos problemas: calles sin ley y peatones negligentes. La primera consta de autobuses que se detienen donde quieren y que transitan sin precaución por calles estrechas. Es común oír que un conductor de transporte público acelere en busca de una apertura para sobrepasar a uno de sus compañeros que se detuvo a petición de un pasajero. La segunda situación son personas que interrumpen, hipnotizados por sus teléfonos, la circulación de vehículos y que probablemente algún automóvil haya rozado su cuerpo tras alguna maniobra evasiva.

¿De qué manera se pueden disminuir estas situaciones? Tal vez cambiando esta cultura vial o establecer una legislación más estricta. Es un hecho frecuente viajar al trabajo o la universidad y oír por la radio que existe embotellamiento vehicular a causa de uno de estos accidentes. Si bien se están reparando las calles, no ocurre lo mismo con el pensamiento de quienes las transitan.

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