La era digital trajo consigo nuevas formas de ocio y recreación, pero también nuevos vicios que pueden significar gran peligro.

Los computadores, celulares y consolas son los principales medios para disfrutar de uno de los mayores modos de entretención que existe en la actualidad: los videojuegos. Su omnipresencia, accesibilidad y gran gama de diferentes títulos que lo conforman lo vuelven la opción más atrayente cuando hablamos de formas de matar las horas y brindar shots de dopamina al cerebro.

Pero, lamentablemente, no todo es color de rosa, ya que el peligro se encuentra en la misma naturaleza hipnótica de los juegos de video. Es muy fácil desdibujar la línea entre el consumir regularmente estos medios de entretenimiento de una forma sana y recreativa, y el presentar una adicción a estos, pasando horas y horas detrás de la pantalla de forma obsesiva descuidando cada aspecto de la vida personal e incluso comprometiendo la salud misma.

¿En qué consiste este fenómeno?

La psicóloga Sofía Delgado León explica que este padecimiento, incorporado estos últimos años en los manuales de diagnósticos de salud mental, se caracteriza por provocar que el individuo manifieste patrones de comportamiento impulsivos y persistentes que tienen incidencia directa en la capacidad de poder controlar la necesidad de mantenerse en el juego. Esto se debe a que estas actitudes activan sistemas de recompensas muy similares a los que estimulan las sustancias, lo que lleva al paciente a desarrollar un actuar compatible a la de un adicto a las drogas tradicionales.

Además, declara que, quienes sufren de este trastorno, anteponen el vicio por sobre otros intereses, actividades y responsabilidades de sus vidas diarias. Sin importar las consecuencias que esto pueda acarrearles más adelante y el cómo pueda afectar a las diferentes áreas vitales, como la vida social, laboral, académica, personal y familiar.

«Cuando alguien entra en esta adicción, su comportamiento cambia y se vuelve muy insistente e impulsivo. Hay una clara incapacidad para controlar las ganas de jugar y cuanto tiempo se le dedica al juego, llegando a pasar muchísimas horas frente a la pantalla. Todo aspecto de la vida del paciente es sacrificado y se evidencia un claro deterioro de salud mental y física, junto con los aspectos que conforman su vida», expresa la psicóloga.

Señales de alerta

Son claras las características del padecimiento una vez que alguien se encuentra hundido en este, pero también existen muchos signos que pueden encender las alarmas y avisar a las personas del alrededor que algo no está yendo correctamente.

Según Sofía Delgado, algunos aspectos reconocibles son la preocupación excesiva por los videojuegos, es decir, cuando la persona piensa y/o habla sobre los juegos de video que le gustan de manera persistente y muy recurrente, incluso cuando se encuentran en contextos que difieren totalmente con el tema en cuestión.

También lo sería la pérdida del control con respecto al tiempo invertido en estos, esto significa una dificultad para fijar horarios y tiempos límites, incluso cuando se sabe que se está jugando demasiado. Se le suma la negligencia con las responsabilidades, descuidando los deberes para poder jugar, y por último, sería el aislamiento social, lo que se traduce en evitar pasar tiempo con amigos o familiares, recluyéndose generalmente en la propia habitación, solamente para poder satisfacer la necesidad de juego sin interrupciones.

«Estos comportamientos son las principales alertas que ayudan a reconocer los principios de este trastorno y así poder tomar cartas en el asunto para poder tratarlo antes de que empeore cada vez más. En Japón, este fenómeno ha llegado a extremos donde las personas pueden llegar a estar encerradas meses, a estos individuos se les conoce como hikikomori«, agregó la profesional.

Medidas preventivas

Existen diferentes formas de poder disfrutar de la diversión y distracción que brindan los videojuegos sin caer en un agujero vicioso, la clave se encuentra en encontrar un equilibrio sano entre el tiempo de ocio y el de productividad.

La psicóloga Fabiola Haro Rodríguez comparte unas cuantas medidas de carácter preventivo, las cuales son el fijar horarios específicos a la hora de jugar, ya sea delimitando un tiempo máximo diario o semanal, enfocar espacios para realizar otras actividades recreativas como el deporte, la lectura y el pasar tiempo con amigos y familiares, y el crear un ambiente adecuado al momento de jugar, es decir, mantener iluminado, ventilado y evitar tener muchas pantallas a la vez. Si se puede agregar un reloj sería incluso mejor.

Si bien es muy común utilizar los juegos de videos como fuente de entretención, liberación de estrés e incluso como pasatiempo, es muy importante siempre tener en cuenta la cantidad y la forma en la que se consumen estos productos. Porque, aunque a simple vista no parezca más que una actividad inofensiva, su consumición desmedida puede tener consecuencias mucho más devastadoras de lo que uno pueda pensar.

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