Comprendiendo la importancia de la inclusión.

Últimamente, se han incrementado los casos de diagnósticos de neurodiversidad en la primera infancia. Lo que hace dudar a las personas si es algo que está en tendencia, si es por la crianza, atrayendo un sinfín de dudas. Sin embargo, yo creo que lo que ha cambiado, a diferencia de antes, son los avances en la tecnología y en la medicina que han permitido tener un diagnóstico a una edad temprana de estas distintas condiciones. Siempre ha existido la neurodiversidad, simplemente que ahora es más fácil reconocerla y abordarla.

La salud mental ya no es un tema tabú como lo era antes. Hoy en día nos preocupamos más por ella, gracias, en parte, al acceso a la información que nos proporciona Internet. Esto ha generado que exista una mayor concientización, lo que ha provocado que personas, siendo ya adultas, sean diagnosticadas con alguna neurología atípica, como el autismo o la hiperactividad. Esto se conoce como “diagnóstico tardío” y es algo muy común.

La neurodiversidad se refiere a la variabilidad de las funciones neurológicas humanas. Algunos ejemplos son: el autismo, la dispraxia, la dislexia, el TDAH, entre otros. Todos los cerebros humanos son diferentes, pero existen formas neurológicas más frecuentes y otras que son minorías, las cuales tienen diferentes necesidades y adaptaciones que como sociedad debemos tener en cuenta si queremos ser inclusivos. Un ejemplo es lo que implementa Sodimac, que es “La Hora Silenciosa”, la cual busca disminuir los estímulos sensoriales para blindar un espacio seguro a las personas del espectro autista.

Debemos ser empáticos, y tener en cuenta que las personas neurodivergentes necesitan algunos ajustes o adaptaciones para poder vivir con la mayor tranquilidad posible. Como sociedad, no nos cuesta nada intentar hacerles la vida un poco más fácil.

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