Artesanía y dibujo como trabajo

¿Qué es lo que distingue a un pasatiempo de un trabajo? El consenso dicta que es una actividad que requiere un alto nivel de dedicación y genera un retorno económico. Pero hay formas de ganarse la vida que, incluso cumpliendo con estos requisitos, son mal vistas, o no se toman en serio.

Francisca Leyton es dueña de una tienda de bisutería en Instagram con casi 5 000 seguidores: Tyeli. Su ocupación no tiene una pizca de poco convencional, pero al no tener una tienda física, su oficina de trabajo son las redes sociales, y su taller es su habitación.

“A las generaciones mayores les cuesta entender que puedo trabajar en la casa desde las redes sociales, y que hay gente dispuesta a pagar $ 15 000 por un collar. No creen que uno puede ganarse la vida haciendo joyas con perlitas de plástico”.

Imagen: Logo de Tyeli

Tyeli comenzó como un ingreso secundario para Francisca, y le dedicaba tanto tiempo como su trabajo “convencional” le permitía. Cuando estos ingresos secundarios empezaron a superar su sueldo estable, decidió renunciar a este, y dedicarse completamente a su tienda. Admite que le gusta mucho lo que hace, por lo que no le incomoda tener que dar un discurso cada vez que le preguntan por su empleo.

“Yo me dedico a convertir algo que yo conocí como un pasatiempo de niña en un trabajo”.

Francisca Leyton

Comenta que “es todavía más difícil de explicar a generaciones anteriores, que están acostumbrados a trabajos para empresas establecidas, y no emprendimientos”. Las tiendas que solo tienen presencia en redes sociales y páginas web son “algo nuevo que actualmente está surgiendo con harta fuerza. Me ven todo el día en el teléfono y haciendo joyas en mi taller, que es mi pieza, y eso no les parece suficiente para generar ingresos”.

Foto cedida por Francisca Leyton

Siguiendo el mismo lineamiento, Carolina Hernández, ilustradora digital del Instituto Profesional DUOC UC, es tajante en su postura: “Yo me puedo ganar la vida haciendo esto porque me gusta. No es necesario ser miserable y estar en un trabajo que no me gusta para que me tomen en serio”. Incluso reconoce que “nunca se ha imaginado haciendo otra cosa”, porque siempre se sintió cómoda siendo ilustradora independiente.

Un trabajo es a lo que te dedicas para ser económicamente independiente, no necesariamente tiene que ser aburrido. Puedes trabajar en algo que te gusta y financiarte la vida. Eso es lo que trato de hacer yo con el dibujo. Trato de tomar algo que me gusta y sacarle provecho.

Carolina Hernández

De igual manera, frecuentemente tiene que dar explicaciones: “La gente me mira raro y me pregunta de nuevo: ‘No, pero ¿en qué trabajas?’. No me creen cuando digo que estudié ilustración, o dicen que no voy a encontrar trabajo”. Relata que parte de esta apatía por las labores artísticas viene de la misma cultura chilena. “No se le da influencia ni espacio al arte. En parte es porque la ilustración es un lujo y no una necesidad”.

Ilustración extraída del portafolio de Carolina

Y es que hace falta un gran cambio en Latinoamérica: “Aquí las personas no valoran ni tu trabajo ni tus tiempos. Les das un precio y lo primero que hacen es regatear. Como están acostumbrados a la instantaneidad, a tenerlo todo de inmediato, no piensan en que existe un proceso de creación y diseño”. Esto último va más allá de la cultura latina, y está más relacionado con las redes sociales, que solo muestran el trabajo listo, sin dar cuenta de los procesos.

Sebastián Zunino, estudiante de ilustración digital en el Instituto Profesional DUOC UC, hace eco a estas palabras: “A la gente solo le interesa el producto final más que el proceso en sí mismo”. También trabaja de forma independiente en plataformas digitales que funcionan a nivel internacional, como Upwork y Fiverr. “Con personas de otros países fuera de Latinoamérica generalmente hasta me dan propina por mis trabajos, pero aquí en Chile me preguntan los precios y la conversación queda en nada”.

Ilustración extraída del portafolio de Sebastián

Otro gran problema que está presente en el rubro de la ilustración es el desconocimiento de la profesión. Según Zunino, ser dibujante es visto como algo poco serio, que no va más allá de un pasatiempo. En consecuencia, muchas personas ni siquiera saben que es una carrera real. “No se habla mucho de los ilustradores. No salen en las noticias como los proyectos de un ingeniero o los descubrimientos de medicina. Es poco convencional, pero no tanto como la gente cree”.

Ilustración cedida por Sebastíán Zunino

En general, donde haya un dibujo o una imagen, hay cabida para que un ilustrador trabaje. Sus creaciones están presentes en casi todas partes; libros de medicina, enciclopedias de botánica, anuncios del transporte público, e incluso tatuajes. Las composiciones de un tatuador pasan por una fase de creación y diseño, que son elementos clave de la ilustración. Así, no es extraño encontrarse con tatuadores que tengan esta profesión.

En resumidas cuentas, estas ocupaciones son actividades que se realizan con la misma rigurosidad y seriedad que cualquier otra profesión más tradicional. El arte siempre ha estado presente en la vida del ser humano: las joyas y accesorios que usamos a diario, esculturas en museos, murales en las calles, los cuadros en casa, series animadas, y en muchos aspectos más. Todo esto tiene que pasar por un proceso de diseño, y quienes dedican su tiempo a ello son los artistas y artesanos.

Mi arte tiene más estatus que yo. Mis creaciones apelan a lo maravilloso, y yo como trabajadora no tengo nada de maravilloso, menos por tener que dar un discurso para explicar a qué me dedico. Pero cuando valoran mi arte, indirectamente me están valorando a mí

Francisca Leyton

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Antonia Ferrada
Estudiante de periodismo periodístico en la Universidad de Concepción. Quinto año (con asignaturas de cuarto).
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