La preocupante normalización de las relaciones parasociales sin límites

Bajo todo el marco de las redes sociales en tiempos modernos y las figuras públicas y celebridades dentro de ellas, existe un fenómeno que nos invade desde hace mucho, incluso antes del internet, y que tenemos enormemente normalizado: las relaciones parasociales.

El concepto de relación parasocial fue originalmente planteado por Donald Horton y Richard Wohl en 1956.
Fotografía de Bicaalú.

Este tipo de fenómeno se caracteriza por surgir entre famosos y seguidores, donde estos se sienten extremadamente cercanos a la celebridad a pesar de no conocerse en absoluto. Los fans comienzan a invadir los espacios de sus ídolos y a actuar como si poseyeran derecho sobre esta persona. Este comportamiento es dañino y alarmante, pone en riesgo la salud mental y física de quienes sufren el acoso y puede llegar a niveles mortales.

Un ejemplo claro es el caso de la cantante Björk, donde un fan obsesionado y enamorado de ella la acosó por meses, hasta que envió una bomba a la casa de la cantante para después quitarse su propia vida. También uno de los casos más recientes es el que ha sufrido la artista Chappell Roan, quien ha sido víctima de acoso callejero e invasiones a su privacidad. Ella se ha manifestado demostrando su descontento e incomodidad en sus redes, pidiendo más consideración con su espacio personal y respeto. Esto ha generado el odio masivo de muchos de sus fans, quienes argumentan que, al ser un figura pública, ellos poseen acceso a su persona cómo, cuándo y dónde ellos quieran, que es parte de su trabajo como cantante.

Este suceso ha creado un gran debate en redes. Muchos concuerdan con la posición de la artista, apoyan que alce su voz y se pronuncie respecto a estos temas. Otros mantienen la posición de imponerse sobre ella. Sinceramente, es preocupante cómo las personas deshumanizan a las celebridades y olvidan que siguen siendo individuos como todos los demás. 

No solamente es importante este tema por el hecho de que existe mucha gente afectada por este. Es un claro reflejo de cómo la sociedad se comporta frente a la más mínima oportunidad de tomar posesión de la integridad de una persona, cosa que se ve incluso a menor escala en la vida diaria, en las relaciones tóxicas donde existe este juego de poder. 

Debemos aprender a respetar el espacio y derechos de los demás, así como nos gusta que respeten los nuestros.

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Ian Morales
Estudiante de Periodismo UdeC
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