A pesar de todo, el periodismo no para

Incluso cuando el mundo se paraliza, el periodismo no se detiene. Sin importar la magnitud del desastre, parar las labores de un periodista nunca ha sido opción.

Si nos ponemos a analizar la función del periodismo, podríamos reconocer que es heroico. El periodista es la primera persona que corre hacia el caos mientras los demás se resguardan. Es quien mantiene vivos y transmite los relatos que ayudan a entender lo que está pasando alrededor del mundo. 

El periodismo en los desastres

Pensemos en momentos de crisis: terremotos, inundaciones, incendios, pandemias y conflictos, ¿qué es lo primero que hacen las personas? De forma inmediata prenden la televisión o la radio para conectarse con lo que está pasando en el mundo exterior.  

Se tuvieron que transformar las rutinas periodísticas debido a las restricciones del COVID-19, aún así esta labor no paró. Foto de Jorge Maya en Unsplash.

En cada uno de estos momentos el periodismo ha estado presente transformándose en un hilo conductor, evitando que la incertidumbre y el caos se apodere completamente de las personas. Es en esos instantes donde las palabras son escuchadas, los testimonios son contados y las imágenes atraviesan las pantallas cuando no solo nos estamos informando, sino que podemos realmente sentirnos parte, empatizamos y nos volvemos más humanos. 

Más que una profesión, es un compromiso social que no se rompe. Aunque las condiciones sean desfavorables, incluso cuando la seguridad esté en riesgo, a pesar del cansancio y las adversidades del camino, el periodismo no solo informa, sino que resiste.  

El rol del periodista no es solo relatar historias, es quien construye puentes entre el “allí” y el “aquí”. Es el testimonio que en momentos difíciles hay verdades que necesitan ser escuchadas. Una fiel promesa de que pase lo que pase jamás dejaremos de estar conectados y de comprender al mundo en su complejidad. Mientras haya algo que contar y alguien que esté dispuesto a escuchar, el periodismo seguirá adelante, tan vivo como siempre. 

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