Durante muchos años la Universidad de Concepción fue mucho más que una casa de estudios. El campus en las tardes emanaba vida desde los grandes pastos, sus largos pasillos y la inmensidad del icónico foro.  

En otros tiempos, la sede universitaria al caer la noche se llenaba de una vibra exótica, característica de la UdeC. Se desarrollaban instancias que creaban un ambiente vibrante y cálido, donde el compañerismo nacía desde las múltiples interacciones y el espíritu universitario se expandía logrando traspasar las salas de clases.  

Sin importar la hora ni las condiciones climáticas, era común ver a grupos de estudiantes desplegados a lo largo del extenso campus. Distintos puntos funcionaban como lugares de reunión, transformándose en una especie de tradición. 

Recuerdos de una universidad distinta

Los estudiantes compartían anécdotas, historias y conversaciones, muchas veces se rieron de los certámenes que juntos tuvieron que rendir o planearon proyectos futuros basándose en sus propias aspiraciones y las que tenían en común. Estos espacios con el paso del tiempo se fueron transformando en un segundo hogar para muchos, como reflejo de una comunidad con identidad.  

“Yo ingresé a la UdeC en el 2016 y en esa época se hacían varios candolazos y tocatas a las afueras de la facultad, lo cual era divertido porque como alumnos estábamos estudiando todo el día y en esos espacios podías sentarte con tus amigos a disfrutar. Se daba ese ambiente universitario entretenido que se ve en las películas” relata Catalina Cerda, egresada de Derecho en la Universidad de Concepción.  

Actualmente el panorama es distinto. El campus en otro tiempo fue lugar de reunión. Ahora, al caer la noche se apaga lo que alguna vez fue un espacio de vida social activa. Con los años, la inseguridad ha ido en aumento y se ha convertido en una sombra que está sobre los múltiples lugares de encuentro que existen alrededor del recinto universitario.  

La inseguridad se apodera

Los alumnos están cada vez más condicionados por la sensación de peligro que se ha extendido por las calles, llegando incluso a la universidad. El temor de ser víctima de la delincuencia es constante. Apenas las clases terminan, los extensos pasillos quedan vacíos y lo que en otro momento fue un lugar seguro ya no lo es.  

Las palabras de Frank Montesinos, estudiante de Ingeniería Electrónica, ilustran bien este sentimiento “cuando tengo que salir de certámenes a las nueve de la noche hay grupos tomando, fumando marihuana y otras malas prácticas. Además, en su mayoría no son estudiantes de la universidad, entonces da la sensación de que no estas con personas cercanas, sino gente de afuera, eso igual genera inseguridad ”.  

Al igual que él, son muchos los estudiantes que describen esta situación con nostalgia al recordar tiempos cuando la universidad era más que solo un centro educativo, donde quedarse después de clases era sinónimo de recreación y comunidad, no de riesgo. 

La delincuencia como protagonista

Las emisiones repetitivas de noticias sobre la delincuencia en las calles generaron un aumento en la sensación de inseguridad. La pandemia agravó aún más la situación debido al encierro de dos años. 

Los asaltos en la Universidad de Concepción se estaban desarrollando con mayor frecuencia, por lo que la visión de la ciudadanía ya no era la misma. De esta forma lo detalla Consuelo Rioseco, egresada de Artes Visuales de la casa de estudios: “Estudié en la UdeC hasta 2019. Luego llegó el estallido social y el COVID-19, así que tuve que regresar a Los Ángeles. En ese tiempo, había candolazos y una vida comunitaria muy activa después de las ocho de la noche. Cuando volví en 2022, con mis amigos quisimos pasear por el campus pasado el atardecer y aunque no estuviéramos haciendo nada malo, los guardias nos pedían que nos retiráramos. Yo entiendo que el control que realizan es por la delincuencia». 

Nostalgia y más

Situaciones así inevitablemente crea preguntas en la comunidad estudiantil, ¿es posible recuperar los espacios que por años fueron de tradición?  

Es de suma importancia destacar que la UdeC a lo largo de los años ha generado su propia fama y prestigio, aparte de los méritos académicos, por la multiculturalidad que se crea en el campus y sus diversos eventos de reunión. “Para empezar, que sea abierto para toda la sociedad marca una gran diferencia, se siente un ambiente mucho más libre. He conocido varias universidades en Chile donde, si no eres alumna, no puedes ingresar a las instalaciones. Entonces, saber que nuestra casa de estudios es así es bacán. Además, tiene la reputación de ser un lugar al que todos pueden ir a pasear. Siento que, si llegaran a cerrarla, se perdería un espacio importante para la comunidad”, relata Emilia Ramos, estudiante de Bioquímica. 

Los estudiantes son testigos del contraste notable en el ambiente de la Universidad de Concepción entre los años anteriores y después de la pandemia. Aun así, es importante que el cambio comience por la propia comunidad, sirviendo de ejemplo de buena convivencia y poder recuperar espacios valiosos en la identidad de un estudiante de la UdeC. 

Te puede interesar: Estallido social y Concepción: a un lustro de distancia