«Paddington: Aventura en la Selva», el cautivante osito peruano

Paddington

Ternura. No hay otra palabra que pueda resumir con tanta precisión lo que genera el osito Paddington en su más reciente película.

Las siempre respetuosas y bienintencionadas acciones del pequeño oso anglo-peruano llegan a otro estadio en la tercera entrega de su saga, bajo el nombre de «Paddington: Aventura en la Selva». Debo decir que para el título no fueron tan creativos, pero es que esto ni siquiera es lo relevante.

A lo largo de los 105 minutos de película, Ben Whishaw le da su voz al protagonista de abrigo azulado y su gorrito rojo. El elenco lo completan Hugh Bonneville como el padre de familia, Emily Mortimer como la madre, Olivia Colman como la Madre Reverenda y Antonio Banderas como un navegante del Amazonas.

Paddington junto a la familia Brown en Machu Picchu, Perú. De izquierda a derecha, Jonathan (Samuel Joslin), Judy (Madeleine Harris), Mary (Emily Mortimer), Henry (Hugh Bonneville) y la señora Bird (Julie Walters). Abajo, solo Paddington (Ben Whishaw). Foto: Sony Pictures vía AP.

Kinski primero, ¿Paddington después?

En cuanto a la trama, no es ni quiere ser una obra maestra del cine. Nuestro protagonista deberá retornar desde Londres, su nuevo hogar, hasta el Perú, su tierra natal. Una misteriosa carta le informa que su tía Lucy, única pariente que tiene, desapareció del hogar de osos donde vive.

Las aventuras en la selva son, en resumen, todo lo que pasa entre que la empiezan a buscar y la encuentran, con una trama que sugiere la existencia de una especie de El Dorado, pero de ositos. Podría ser perfectamente una película de Indiana Jones o una versión amable de Aguirre, la ira de Dios, del alemán especializado en pelear contra la Amazonía, Werner Herzog y su polémica estrella, Klaus Kinski.

La búsqueda de El Dorado es un tema recurrente para todo tipo de género cinematográfico. Aguirre, la ira de Dios (1971) es lo contrario a la ternura de nuestro osito Paddington, pero con el mismo hilo conductor. Foto: Ruido Blanco FM

Cuando en otras producciones se valora tan profusamente la abundancia de elementos, escenografía, montaje o incluso actores de talla mundial, Paddington mete todo eso bajo su sombrerito y deja sobre la mesa. De inicio a fin se hace hincapié en que tomarse las cosas con calma, valorar a la familia y comer pan con mermelada es la solución a un mundo frío e instantáneo.

Tan bello osezno, con sus modales refinados y amabilidad impoluta hasta con quien no se merece, nos deja una buena lección: la belleza está en las cosas simples y cotidianas, y este pequeñín lo sabe.

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