La primera coronación de José Donoso CiudadPor Benjamín Rodríguez - 14 marzo, 2025 La primera novela del escritor chileno retrata con precisión las problemáticas de las zonas más vulnerables y lo catapulta como escritor. En 1957, en Isla Negra , un José Donoso cesante y en los últimos años de su treintena terminaba su primera novela: Coronación. Y que bajo su propia creencia, lo convirtió en un escritor “real” uniéndose así al clan conformado por Faulkner, Cervantes, Bolaño y miles más. Y es que no fue fácil para el escritor llegar hasta ese momento. Nacido en el seno de una familia acomodada santiaguina, Donoso fue la oveja negra de un clan de relativos médicos y abogados. La novela nos presenta a Andrés Ábalos, un cincuentón de la alta sociedad chilena que, en sus propias palabras,“jamás ha logrado nada importante en su vida”. Comparte hogar con su abuela Misia Eliza de Ábalos y sus dos sirvientas: Lourdes y Rosario. La monótona y deprimente vida de Andrés sufre un punto de inflexión cuando conoce a Estela, la nieta de una de las sirvientas, de la cual se terminó obsesionando. A partir de este hecho, el protagonista justificará toda su existencia en base al «amor» que siente por la joven con el fin de llenar el vacío que envuelve su vida. Portada de la primera edición de Coronación. Fuente: Biblioteca Nacional de Chile Si bien la novela posee elementos de géneros literarios como el drama y el romance, también puede ser leída como una novela social. Unos de los aspectos claves en ella es que el autor muestra ambos extremos de la sociedad chilena de aquella época. Donoso no busca romantizar las problemáticas de las zonas más vulnerables ni tampoco enaltecer la supuesta “etiqueta” que poseen los miembros del denominado jet-set. Sumado a esto, la prosa en Coronación de Donoso es clara y precisa, acompañada de una narración clásica, con inicio, desarrollo y final. Sin embargo, hay momentos en los que esta narrativa se pausa para dar pie a monólogos existencialistas entre los personajes. Se destacan las intervenciones de Andrés y el doctor Carlos Gross, lo cual enriquece el relato.