¿Chew müley Julia Chuñil?

Julia Chuñil dedicaba su vida a la protección del bosque nativo donde habita junto a toda la comunidad mapuche de Petreguel. Después de salir de su casa para buscar a sus animales, ella y su perro Cholito se perdieron en las extensas tierras que protegía desde hace 10 años. Desde el 8 de noviembre del año pasado, no hay atisbos de la mujer, por lo que la familia sale todos los días en su búsqueda, sin contar con el apoyo de las autoridades del país.

La presidenta de la comunidad mapuche de Petreguel, Julia Chuñil, recorría a diario las tierras bajo su protección en la comuna de Máfil, región de Los Ríos. Con su hacha en mano y su fiel acompañante Cholito, fue en búsqueda de un ganado que se había perdido entre la vegetación y las quebradas, pero nunca regresó.

Su familia declara que fue secuestrada por líderes del poder agrícola de la zona y mantiene la fe de que aún pueden encontrarla con vida.

Sin derechos ni justicia

Las desapariciones forzadas no son un caso aislado en el mundo del activismo medioambiental. Luisa Valenzuela, defensora del humedal de Vasco de Gama, lamenta el panorama de los dirigentes ambientales de la región, que también sufren de hostigamiento.

La protectora de esta zona ubicada en Hualpén, compartió una de sus experiencias más personales: “Fui secuestrada en 2010 por una familia que denuncié por tomarse un humedal. Me han golpeado, perseguido y amenazado. La vez que me atreví a ir a carabineros no quisieron tomar la denuncia porque no fui amenazada con un arma. Me tomaron la declaración, pero hasta la fecha jamás me llamaron de fiscalía». Historias como la de Luisa se repiten entre dirigentes, que a pesar de pedir ayuda, son ignorados por la autoridad.

La carpeta investigativa

Pancarta de hoy 21 de marzo, se cumplen 133 días desde la desaparición de la dirigente. Imagen de la Coordinadora por Julia Chuñil.

El Acuerdo de Escazú, que Chile firmó el año 2022, solo ha sido un saludo a la bandera, ya que, en concreto, no pone la denuncia de desaparición como prioridad ni acelera los plazos de pericia. Julia se convierte en la primera mujer en desaparecer desde que el país se unió al tratado y su rastreo evidencia su poca eficacia.

El Poder Judicial es autónomo y este protocolo solo ha puesto el caso en la categoría de crimen contra una defensora ambiental. Los seres queridos y la ONG Escazú Ahora aún no reciben la carpeta investigativa y no tienen conocimientos de todas las diligencias que se han hecho para encontrarla.

Se fijó una fecha de plazo hasta el 3 de marzo para suministrar estos documentos, pero el fiscal, Carlos Bahamondes, se fue de vacaciones. Ahora que el nuevo período de entrega es hasta el 24 de este mes, las autoridades siguen manteniendo silencio total respecto a las labores para encontrarla.

«Si algo me pasa, ya saben quienes son los responsables»

Lienzo por la búsqueda de Julia Chuñil fuera de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Concepción. Imagen de autor.

Antes de desaparecer en la inmensidad del bosque que era su hogar, Julia recibió amenazas, agresiones y la destrucción de su vivienda. Las palabras de la vocera Mayo Carreño, parte de la Coordinadora por Julia Chuñil, describen perfectamente el panorama alrededor de esta desaparición anunciada. “Ella lo que quería era estar en el bosque, en la naturaleza, con sus animales. El único peligro que representaba Chuñil en esas tierras era para el ojo ambicioso del empresariado».

La familia atestiguó con evidencias que apuntan al principal sospechoso, el empresario Juan Carlos Morstadt Anwandter, pero hasta ahora solo los hijos han sido interrogados y carabineros tomó posesión de todos los celulares. La investigación hasta ahora ha enfocado las sospechas en su núcleo cercano y no en el magnate que la amenazaba desde el año 2018.

Luego de años de amenazas, la presidenta de la comunidad ya había manifestado a su familia quién sería el victimario si algo llegaba a pasarle.

Julia, Morstadt Anwandter y la CONADI

Hasta ahora la CONADI no ha entregado declaraciones. Ilustración del artista Pititore.

En 2013, las 900 hectáreas, fueron vendidas a Juan Carlos Morstadt. En 2015, fueron reconocidas como predio recuperado por la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI). Luego, la Corte Suprema dio la orden de ejecutar una compraventa del sitio y que se le devolviera el dinero a Morstadt, pero esto nunca sucedió.

Mayo Carreño, quien tiene contacto directo con los hijos de la activista, compartió lo que la guardiana del bosque venía exigiendo desde hace tiempo. “Julia pedía un certificado, algo que acreditara que ella era la guardiana de ese bosque nativo. Chuñil y sus vecinos, también de la tercera edad, habían conversado sobre tener un cementerio mapuche ahí para la comunidad. Hace un par de años, la empresa le vendió de nuevo los terrenos a este empresario agrícola. Hay una nebulosa, de qué tan al tanto estaba ella, de que las tierras eran de ese hombre aún. Si él era el dueño, ¿por qué no simplemente la mandó a desalojar?, ¿por qué la CONADI no se ha pronunciado aún?”.

Todo esto sugiere una posible relación entre la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena y Juan Carlos Morstadt.

La prensa

Salieron a la luz titulares irresponsables y sensacionalistas de parte de diferentes medios. La Coordinadora por Julia Chuñil se reúne desde diciembre para intentar romper las barreras informativas. Mauro Sandoval, vocero, cree que los medios locales han colaborado, pero que la prensa nacional ha filtrado información que ni siquiera la familia maneja. Apunta principalmente a un medio de la televisión abierta: «La mayor crítica va a Chilevisión. Se lanzó una nota asegurando que había pruebas que apuntaban a la culpabilidad de un familiar luego del hallazgo de sangre».

El Estado es responsable de la desaparición de Julia y la falta de presencia mediática evidencia cómo las comunidades indígenas son ignoradas sistemáticamente.

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