Consumidores-trabajadores: un fenómeno que nos distancia Ciudad OpiniónPor Manuel Romero Yáñez - 21 marzo, 2025 Al momento de comprar algo o adquirir algún servicio nos vemos obligados a llevar a cabo diversos trabajos. Esta es una tendencia que muchas empresas están adoptando, pero su implementación podría traer graves consecuencias. Cada vez es más común ver en supermercados las famosas cajas de autoservicio. Los consumidores realizan tareas que hace poco tiempo estaban a cargo de trabajadores remunerados. Esto a simple vista podría parecer una ventaja de las nuevas tecnologías, pero esconde un problema que a estas alturas es una característica de nuestros tiempos. Fotografía realizada por Mauricio Luengo Vivero durante la pandemia. Extraída del Diario Concepción. Y es que, nos vemos obligados a realizar cada vez más tareas en nuestro proceso de consumo. Cargar bencina en una bomba, pagar el estacionamiento en el mall o pasar por una caja en el supermercado, son algunas cosas en las que antes participaba un trabajador remunerado y hoy las hacemos de forma inconsciente. Esto claramente es un beneficio económico para las empresas, que ven en sus clientes una mano de obra gratuita. Lo que les permite reducir costos y prescindir de empleados, provocando un daño a muchas personas. El fenómeno del consumidor-trabajador es una evidencia de la agudización de las condiciones del capitalismo tardío en el que vivimos. Al momento de pagar en una caja realmente no nos cuestionamos el hecho de que alguien haya perdido su empleo por eso. Más bien nos alegramos de que el sistema sea más expedito y despersonalizado. El autoservicio y no vernos De ahí se desprende otro fenómeno. Las formas de consumo actuales nos permiten comprar sin la necesidad de interactuar directamente con otro ser humano. Un claro ejemplo son las aplicaciones como Uber Eats o Rappi. No tenemos la posibilidad de estar cara a cara con los intermediarios de nuestra comida. Pero, ¿quiénes son esas personas y cuáles son sus condiciones de trabajo? Realmente las desconocemos. Esto se vuelve doblemente importante porque cada vez son menos los puntos de encuentro que tenemos como individuos que participan de una sociedad. No podemos ser empáticos ni saber cómo vive el otro, si no tenemos la posibilidad de mirarnos de frente, saludarnos y conversar. Finalmente, el capitalismo nos aleja cada vez más. Podría interesarte: El brainrot y el contenido basura en internet.