Stan Lee falleció en 2018 a los 95 años. Su deceso se podía prever, pues sus últimos meses estuvieron acompañados de malas noticias sobre su salud, tanto física como mental.

Meses antes de su muerte, era común escuchar noticias que hablaban de Stan Lee encerrado contra su voluntad, del reemplazo de sus trabajadores más cercanos o, aunque suene increíble, el robo de su sangre para firmar cómics.

Los abusos hoy son conocidos por la comunidad, sin embargo, el documental que Jon Bolerjack busca financiar por medio de un crowdfunding sería capaz de mostrar, supuestamente, grandes cantidades de metraje nunca visto.

En mi opinión, la aparición de este material es algo inútil a estas alturas. No quiero decir que sea innecesario conocer de los maltratos que sufrió el prolífico autor, sin embargo, ¿ayuda realmente?

Lucrando con un difunto

Repito lo dicho anteriormente, Stan falleció en 2018, conocer más de la explotación que sufrió una persona muerta se siente, hasta cierto punto, como una extensión de ese mismo abuso. Un lucro en base al sufrimiento y el morbo.

Bolerjack ha tenido este material desde antes de la muerte de Stan, mas asegura que no lo hará publico hasta que recaude el dinero que solicita para financiar su película, esto es deleznable, pues el filme se trata como una prioridad por sobre develar la verdad tras el sufrimiento de una persona.

No quiero decir que no se pueda buscar rédito económico en un trabajo tan laborioso como lo es un documental, pero Bolerjack no ha manejado la situación de la manera adecuada, pues se trata además del último asistente que tuvo Stan Lee, es decir, presenció los maltratos y se le ha visto incluso como un posible perpetrador.

Espero que, de realizarse finalmente el documental, este genuinamente enseñe una realidad oculta a plena vista, el maltrato que sufren las personas mayores y que todo el dinero y fama en el mundo no pueden protegerlos cuando se llega a una etapa de la vida que merece algo mejor que abandono, abuso y una discriminación casi sistemática.