Entendiendo el impacto de la contaminación desde la industria textil

Industria textil

El cambio climático es considerado como la crisis definitoria de nuestro tiempo, siendo cada vez más rápida y letal para el planeta. Y una de los entes que aprieta el acelerador es la industria textil.

Es de conocimiento general que ningún país es inmune a las consecuencias de la crisis climática. Sin embargo, al ver las estadísticas, podemos interpretar que aun así la gente hace ojos ciegos al mal cercano.

Historia de la industria textil

El mundo de la moda está desde los principios de la historia, y aunque muchos piensen que es irrelevante, está lejos de serlo. La industria textil fue, en sus comienzos, algo propio de los interiores de los hogares con producciones artesanales. Las telas así producidas eran luego derivadas a un sastre o costurero, encargado de manufacturar las piezas de ropa a la medida de cliente adinerado, o de hacer piezas regulares destinadas al uso del vulgo.

Con la llegada de la Revolución Industrial, se instalaron talleres en donde la producción era más constante, pero aun empleando labores manuales y con gran cantidad de trabajadores. Y así cambió radicalmente nuevamente en el siglo XIX, donde la industria se pudo permitir manufactura masiva de telas.

Así, con el paso del tiempo, se fue masificando en mayor cantidad la producción de ropa. Los clientes podían ser de todos los rangos de edad y estatus. En cierto punto, se comenzó a exigir más variedad, cantidad y precios más bajos. Esto resultó en lo que hoy podemos ver en la industria textil de la moda. Mucha producción, baja calidad, bajos precios, copia de diseños, maltrato de trabajadores, entre otras.

Una industria en picada

Estos resultados llevaron a la contaminación textil, un impacto tan grande que es considerada de las industrias más nocivas, produciendo alrededor del 10 % de nuestra huella de carbono anual. También consume suficiente agua para saciar la sed de cinco millones de personas cada año y genera millones de toneladas de plástico y otros desechos que contaminan el aire y los océanos.

La enfermedad de todos estos males lleva el nombre de fast fashion. Aunque la industria textil nunca fue la más limpia o con mejor reputación, sí se ha ido en picada desde el auge de la compra rápida y masiva a marcas que empeoran el panorama de la crisis climática.

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