Rodrigo Fuentes: entre cables, ambiciones y sueños

Rodrigo Fuentes y su robot seguidor de línea

Desde muy pequeño, Rodrigo ha sentido un profundo apego por la robótica. Estas pequeñas criaturas de metal han sido parte esencial de su vida, llevándolo a desafíos y experiencias que lo hicieron formarse como profesional y persona. Ansioso por comenzar, acomodó sus audífonos, sostuvo una taza de té y se abrió a las preguntas para conocerse más a fondo.

Rodrigo Fuentes es un joven estudiante universitario de 25 años, hijo menor de dos, nacido en Concepción, pero criado gran parte de su vida en Santiago y Coelemu. Su regreso a la ciudad penquista se convirtió en su primer paso para perseguir un sueño y transformarse en el profesional que su niño interno siempre esperó ser.

Desde un principio no pareció alguien tímido, sus gestos indicaban que ya había mantenido contacto con periodistas o había estado sujeto a situaciones que ameritaban preguntas sobre él o lo que hacía en su vida. 

Al momento de hablar más en profundidad, se notaba un entusiasmo en su voz si el asunto trataba de robótica. En cuanto aparecieron las temáticas estudiantiles, se volvió común que esbozara una sonrisa y se podía apreciar con más detalle la sensación de orgullo al ver el movimiento de sus manos.

Trabajando en robots seguidores de línea, Hexabot y Rodrigo Fuentes, Fotografías gentileza: Rodrigo Fuentes

“La robótica ha formado parte de prácticamente toda mi vida”

La pasión de Rodrigo jugó un papel muy importante en su formación académica y personal. A él siempre le ayudó ese sentimiento, sobre todo para cambiar su perspectiva a la hora de enfrentarse a desafíos, obtener nuevas experiencias e incluso para mejorarse a sí mismo cuando cometía algún error.

Recordando parte de su niñez, carcajeó mientras pensaba en sus padres. Ellos tenían un total cuidado con los regalos que le daban en su cumpleaños o en Navidad. “Mis papás no podían comprarme autitos a control porque yo los desmontaba, el primer computador que tuve al día siguiente lo desarmé, a mi papá casi le da un ataque”, comentó.

Fuentes tiene recuerdos muy lúcidos de su primer acercamiento a la robótica y el comienzo de su afición por esta. Una tarde del 2011, se encontraba viendo videos en Youtube, uno de ellos captó su atención por completo. “Un chico le ponía un motor a una escobilla, con una pila y claro, al juntar estos componentes, la escobilla se movía sola y automáticamente quise recrearlo”, confesó. Dicho y hecho, Rodrigo compró su primer kit de herramientas y armó su propia escobilla movible. Desde ese momento, no ha parado de crear robots.

El camino para poder desarrollar sus conocimientos en esta área no estuvo libre de obstáculos. Rodrigo pasó por instituciones educativas que subestimaron sus habilidades en vez de potenciarlas.

Las huellas del pasado recargadas de experiencia

Desde su cambio de colegio en séptimo básico, le prohibieron el uso de la robótica para sus asignaturas de Tecnología por un percance con una profesora. Su paso a segundo medio, en un establecimiento distinto, puso a prueba su resiliencia, insistiendo en todos los recreos a su director, su deseo de realizar un grupo de su especialidad. “Cuando me cambié a Coelemu, el grupo de robótica lo empecé yo, me dediqué a estar todos los recreos del primer semestre afuera de la oficina del director para mostrarle mi idea de un taller, hasta que cedió por mi insistencia”, narró. Al momento de culminar la anécdota, salió un poco de la seriedad, riendo fuertemente con suma confianza. 

Con la fuerte iniciativa de Rodrigo, comenzaron las actividades de robótica en el Colegio Domingo de Ortiz de Rozas en Coelemu, este hecho marcaría sus primeros pasos en competencias a nivel nacional

A pesar de que su primera experiencia fue una derrota, no fue suficiente para detenerlo. Rodrigo asistió por segunda vez a la competencia de la Universidad Federico Santa María con el equipo que armó en el colegio y su primer robot construido desde cero por él mismo. Junto a sus compañeros lograron el primer lugar, lo que les dio la acreditación para hacer algo más grande: competir en Japón.

Primera competencia en Japón, All Japan Robot Constest 2018, Fotografías gentileza: Rodrigo Fuentes

“Ganamos la competencia en la universidad y la siguiente semana teníamos que viajar a Japón a competir, fue brutal. En ese tiempo, el director me confesó que nunca creyó que iba a llegar tan lejos”, expresó. Este momento fue de realización, sus sospechas de que en su entorno académico le subestimaban, eran ciertas. Sin embargo, demostró sus capacidades.

Más allá de las placas y los circuitos

En su etapa escolar no todo fue alegría, desde su lado más sensible lamentó no haber compartido más con sus compañeros. “De lo que me arrepiento un poco es de no haber dedicado más tiempo a socializar, porque ahora es un tema, ya que se me hace muy difícil hablar con gente nueva, mi círculo es muy cerrado y eso es repercusión de mi tiempo en el colegio, básicamente me encerraba en mi casa y me dedicaba a mis proyectos, en vez de juntarme con mis amigos”, aclaró. En ese instante, su sonrisa se borró temporalmente para darse el tiempo de pensar en aquellos años.

Si bien, las personas que rodean a este fanático de los robots lo consideran un genio, Rodrigo confesó que no le agrada que le atribuyan ese título, debido a que considera que su conocimiento no fue de la noche a la mañana, sino que ha sido una constante nutrición intelectual antes de ingresar a la universidad.

Esforzarse por lograr objetivos puede parecer algo común para cualquier persona. En el caso de Fuentes, llegó a ser más dominante esa sensación. “Hace muchos años pienso que me distingue la perseverancia. Cuando alguien tiene un problema que no sabe resolver, la gran mayoría se rinde en 1 o 2 horas”, afirmó con seguridad. Luego destacó su forma de ser tras estar pensando por varios minutos la forma correcta de describirse. “Yo he estado años solucionando un problema, creo que llevo arreglando uno de mis robots desde el 2018 para competir en el 2023”, comentó complacido mientras mostraba constantemente su laboratorio de trabajo.

Equipos de trabajo de Rodrigo. 1) Equipo BCR 2024, 2)Team Chile All Japan Robot Contest 2023, 3) Equipo UBB, Robot Contest Chile 2024. Fotografías gentileza: Rodrigo Fuentes

A pesar de eso, menciona que uno de sus grandes defectos es el ser demasiado meticuloso en sus proyectos. “Soy muy perfeccionista, es una manía de fijarme en el más mínimo detalle, a veces tengo que evitarlo y fallo en el proceso, pero es algo que debo sobrellevar”, aclaró.

Tenacidad en el camino hacia un sueño

Pero ¿qué ocurre si se pierde la inspiración? Fuentes reveló ser un poco cliché, pone sus películas favoritas de ciencia ficción para volver a reconectarse cuando se siente estancado. “Me inspiro de las películas Titanes del Pacífico y Gigantes de acero, son las películas que veo cuando estoy desmotivado”, afirmó. Dejando en claro que, como muchos inventores, también puede sentirse desalentado, mas no derrotado.

Todo lo que ha logrado Rodrigo a su corta edad le ha convertido en quien es hoy. Sus aptitudes y su personalidad tienen una conexión particular con su vida profesional. Su camino no es incierto y estará ligado siempre a la robótica. ¿Qué será de su futuro? Quizás nadie lo sabe, pero él tiene su propio pensamiento. “Mi única proyección a largo plazo es que quiero seguir desarrollando electrónica y robótica, además de seguir creando proyectos, que es lo que hago ahora”, añadió.

Sin el liderazgo que lo caracteriza, su proceso y experiencias serían completamente diferentes, para él y todas las personas que componen su equipo. Rodrigo Fuentes miró al destino a los ojos, persiguió su ambición por conocimiento y admitió que se siente satisfecho con las decisiones que ha tomado. Al final de todo, continúa en el fondo buscando ser el mejor en lo que ama y en el proceso aprovecha para desarrollar su propia identidad.

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