Hurt: la redención y despedida de Johnny Cash CulturaPor Lukas Figueroa - 4 abril, 2025 Su voz ya no era aquella que le había hecho codearse con Elvis Presley y posicionarse como uno de los iconos del siglo XX. Aun así, la leyenda de la música country lanzaría en 2002 su versión de Hurt, una interpretación que trascendería como uno de los mejores covers de la historia. Johnny Cash hizo de Hurt una confesión impregnada por sus vivencias. Con su voz claramente afectada por el párkinson y el paso del tiempo, el Hombre de Negro encontró un camino hacia la reflexión y redención. Rick Rubin, productor de sus últimos discos en vida, le había insistido incasablemente para versionar la canción de Nine Inch Nails, un tema sobre la depresión, el abuso de sustancias y la autodestrucción escrito por Trent Reznor. Cash, quien se había mostrado reacio a la solicitud por el tono original de la canción, terminó aceptando al seguir el consejo del productor y fijarse solo en la letra del sencillo. Rubin y Cash transformaron por completo la obra original: remplazaron las guitarras distorsionadas por la preciada guitarra acústica del Hombre de Negro, agregaron un piano con tintes melancólicos y le dieron un giro a la letra sobre la adicción a la heroína, tornándola en una balada sobre la muerte y las culpas acumuladas en los casi cincuenta años de carrera de la estrella del country. Johnny Cash vendió más de 90 millones de discos en todo el mundo. Creditos: Don Hunstein/Sony Music Además, modificaron “corona de mierda” por “corona de espinas”, una señal clara de Cash y su intento por alcanzar la redención. De igual forma, el videoclip dirigido por Mark Romanek estaba cargado de emocionalidad y una nostalgia palpable, junto a la desgarradora interpretación de Johnny, evidenció la fragilidad del artista a través de sus amadas guitarras cubiertas por el polvo, su museo abandonado y June Carter, su esposa, mirándolo desde la distancia con ojos llenos de tristeza y quizás despidiéndose de quien fue su compañero por casi medio siglo, pues ella fallecería tan solo dos meses después de la grabación del videoclip, todos estos elementos bastaron para que Trent Reznor admitiera: “Esa canción ya no es mía”. En el bello ocaso de su carrera, Johnny Cash logró la eternidad y con su último aliento consiguió conectar con el oyente de una manera mucho más profunda, induciendo la reflexión sobre las heridas y cicatrices propias, para luego, en medio de ese sufrimiento, encontrar un camino hacia la redención y el perdón.