Paula Gómez, futura enfermera y canoísta profesional Deporte PortadaPor Carolina Marchant A y Florencia Farías Jofré - 6 mayo, 2025 Relajada en casa con su familia en la comuna de Hualpén, nos cuenta cómo combina ser una atleta de élite con sus estudios. Una historia de vocación, exigencia y constancia. Con 23 años, Paula Gómez Morales es la menor de tres e hija de una madre que la llevaba a ella y a sus hermanos a todos lados. Daniel, el mayor, padece de artritis reumatoide juvenil, por lo que desde pequeños asistían a la Teletón. Aquí es donde los invitan a participar de canotaje, lo que se convirtió en una actividad recreativa para ellos. Al notar su destreza para remar, fue derivada a otro profesor, ya que no tenía una discapacidad física que justificara seguir entrenando en el centro de rehabilitación. Cuando le preguntaron si deseaba seguir con el deporte, Paula emocionada respondió que sí y desde entonces nunca más soltó el remo. Vocación de enfermera En primero medio, cuando comenzaron las preocupaciones por el NEM y la PAES —en su momento PSU— con las constantes preguntas sobre qué haría con su futuro y el poco tiempo que tenía para decidir, se sintió atraída por la carrera de Enfermería. Desde ese momento, jamás dudó sobre su elección, muchos le sugirieron optar por una profesión afín o relacionada con el canotaje como, Pedagogía en Educación Física, Preparador físico y Kinesiología, pero nada la hizo cambiar de opinión. Su carrera le encanta, pero siente un poco de presión social por tener un título universitario. Se ha cuestionado muchas veces si debiese detener sus estudios y crear un negocio, pero prefiere darle la tranquilidad a sus padres de tener una carrera como respaldo en caso de lesionarse o dejar el deporte. Cumplir con los dos mundos Su desarrollo deportivo jamás fue puesto en duda, aunque al principio sintió angustia por el avance de sus estudios. Para ella es muy estresante el deficiente apoyo que ha recibido de parte de la administración de la carrera y de la institución educacional. En varias oportunidades a Paula le han prometido ayuda y flexibilidad para complementar la universidad con el canotaje, pero esas promesas nunca se han materializado. Paula Gómez junto a su novio y su madre en su ceremonia de investidura. Créditos: Paula Gómez. La escasez de cooperación con su situación es notoria, sobre todo, cuando más lo ha necesitado. “De hecho, mis compañeros con los que ingresé ya se titularon a fin del año pasado, a principios de este año algunos, y yo recién entré a tercero”, comenta amargamente. Paula menciona orgullosa que hasta el momento no ha reprobado ninguna asignatura y goza de buen desempeño académico, pero ha tenido que “botar” algunos ramos por sus competencias, nunca por malas notas. Así se le han acumulado actividades y contenidos, al punto de que en el segundo semestre de 2023 congeló el año porque se venían los Juegos Panamericanos y luego los Juegos Olímpicos. Esta es una realidad silenciosa que deben afrontar muchos deportistas de élite. Ella con su experiencia siente que no se ha hecho lo suficiente para que pueda avanzar en su carrera como enfermera, aún así nunca ha pedido que le den ventaja por sobre sus compañeros. Desde su perspectiva se pudieron dar más soluciones que las que fueron propuestas por el establecimiento. “A mí nunca me ofrecieron un psicólogo deportivo en la universidad, ni un kinesiólogo o nutricionista para ayudarme en las competencias. Solo recibí un porcentaje menos en el arancel, con el resto uno se arregla como puede”, recuerda tristemente. El origen de una pasión olímpica Paula Gómez junto a María José Maillard en la premiación del segundo lugar en la categoría C2 500 metros en los Juegos Panamericanos de Santiago 2023. Créditos: Diario Concepción. El primer encuentro de Paula con el canotaje fue en 2015, cuando tenía 13 años. Lo que comenzó como un pasatiempo junto a su hermano evolucionó en una carrera deportiva que, nueve años más tarde, la llevó a los Juegos Olímpicos de París 2024. Hoy, con 23 años, recuerda con cariño la primera vez que tomó un kayak y cómo estar al aire libre, en contacto con el agua y el viento, se convirtió rápidamente en una liberación. Rutina de alto rendimiento y el costo de esta Desde entonces, divide su tiempo entre el Biobío y la región de Valparaíso, donde entrena gran parte del año en el Centro Olímpico Curauma. La distancia con su hogar en Hualpén y la exigencia del alto rendimiento, no son menores. De sus jornadas en la quinta región recuerda que, “tú vives, duermes y comes deporte. Y al otro día, de nuevo lo mismo. El único día que tienes libre es el domingo, pero al final no tienes ganas de hacer nada más que descansar”. En ese contexto, la convivencia diaria con sus pares deportistas ha sido una fuente de motivación. “Al final terminan siendo como parte de tu familia. O sea, yo obviamente no me llevo bien con todos, pero siento que ninguna otra persona más que tus compañeros van a entender lo que es ser deportista. Entonces, como que tú empatizas con lo que pasa con el otro”, comenta la canoísta. La dedicación ha tenido costos personales. Paula reconoce con sinceridad las consecuencias que su vida social ha debido pagar: “El deporte a mí no me ha permitido estar en momentos familiares importantes, porque estás lejos o justo te tocó un viaje”. El padre y abuelo materno de Paula Gómez en la ceremonia que premió a la deportista como «hija ilustre» de Hualpén. Créditos: Paula Gómez. También recuerda su dificultad para mantener amistades por su escaso tiempo libre, pero muy tranquila piensa en que es un buen filtro para tener solo gente leal a su lado. Paula no rema sola, sus seres queridos la acompañan “Mi familia siempre ha sido fundamental en el deporte, me han apoyado bastante. Hacían rifas y cosas así para poder ayudarme con el tema de los viajes”, recuerda sonriente sobre el apoyo familiar que es clave para su desarrollo deportivo. Aunque el Comité Olímpico costea alojamiento y alimentación en los centros de entrenamiento, los propios deportistas deben cubrir otros gastos como suplementos, transporte del kayak o traslado hacia las instalaciones. Debido al gran esfuerzo económico, su familia nunca ha podido acompañarla a competencias internacionales. Sin embargo, hacen hasta lo imposible para estar presentes en sus competencias en Chile. Rememora con cariño y ternura el apoyo de su núcleo en los Juegos Panamericanos celebrados en nuestro país en 2023: “Como fueron en Concepción, pudo ir hasta mi abuela, mi abuelo también, tíos también que nunca me habían visto competir. Encima fue una carrera muy bonita y eso fue súper lindo, la verdad. Me gustaría que pudieran ir a más eventos, porque el cariño que se sintió antes y después de la carrera fue algo muy bonito”. Enseñanzas deportivas y visión a futuro Más allá del podio y las medallas, Paula valora las enseñanzas que el canotaje le ha dejado: constancia, independencia, fortaleza emocional y una forma distinta de afrontar la frustración. A futuro, espera volver a competir en unos Juegos Olímpicos. También sueña con convertirse en una referente para las niñas del Biobío. “Me gustaría la verdad que acá en Concepción hubiera más niñas que conocieran el canotaje y que tuvieran la oportunidad de poder mirar o admirar a una persona que ya practica el deporte. A mí me hubiera gustado mirar a gente que practicará canoa cuando era más pequeña”, concluye la deportista. “Creo que no es que uno esté acostumbrado a perder, sino que igual entiende que lamentablemente en el deporte no siempre se gana y uno siempre tiene otra revancha. O sea, es difícil que todos ganen si cada uno quiere lo mismo”, reflexiona sobre cómo afronta la competencia.