El organismo encargado de consolidar el proceso educativo de los estudiantes es la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb), entidad gubernamental que tiene como principal objetivo proporcionar beneficios a quienes cumplan con ciertos requisitos de vulnerabilidad, todo esto a través de recursos públicos.

Anualmente son miles de jóvenes que ingresan a la educación superior anhelando conseguir un título que consagre años de esfuerzo. En Chile, el escenario actual indica que la cantidad de inscritos en alguna institución de este tipo supera el millón de personas.

Dentro de la vida estudiantil promedio, son incontables los alumnos que se trasladan en transporte público con su Tarjeta Nacional de Estudiante (TNE), herramienta que permite acceder a rebajas en la tarifa.

Mes tras mes, los portales de noticias exponen hechos de violencia por parte de los conductores de microbuses hacia universitarios por el uso de su TNE. Es común que, con este pase, los estudiantes viajen en transporte público en días festivos y horarios poco convencionales, hecho que está legalmente permitido. Pero, muchos optan por simplemente pagar tarifa completa para evitar malos tratos por parte de los choferes.

Dentro de la visión que Junaeb tiene publicada en su página web, se indica que se garantiza el derecho a la educación y la protección social en todo el ciclo educativo. Este último punto en el que se menciona protección social es lo que me genera duda, teniendo en cuenta la notoria y lenta burocracia interna para la renovación y entrega de tarjetas.

Entonces, si aun con estos antecedentes, en los cuales indiscutiblemente se expone la integridad y bienestar de los alumnos, ¿por qué Junaeb, año tras año, se esmera en hacer esperar a tantas personas? Esta es una tónica antigua, no se está hablando de un año excepcional porque ocurrió una situación en particular. Esto es un ciclo repetitivo que se debe frenar y para eso, indudablemente, necesitan gestionar de mejor forma muchos aspectos internos.

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