La calidad del sueño de los chilenos empeora

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En la actualidad, la sociedad está cada vez más cansada, lleva un ritmo de vida acelerado, los problemas de salud mental abundan y ahora se le suman las dificultades para dormir. 

En la actualidad, la sociedad está cada vez más cansada, lleva un ritmo de vida acelerado,  los problemas de salud mental abundan y ahora se le suman las dificultades para dormir. 

Las interminables noches en vela golpean a la población de todas las edades: niños, jóvenes, adultos y ancianos sienten día a día los efectos de un descanso que añoran, pero no llega. 

Un ejemplo de esto es Monserrat Fuentes, estudiante de Nutrición Dietética, quien de forma sincera y reflexiva menciona que no hay una constancia en su horario para ir a descansar, por motivos de cansancio, dolor, sueño o fatiga.  

Esta experiencia se replica en cientos de personas a lo largo del territorio chileno. 

La situación del país 

El estudio Calidad del Sueño en Chile y el Mundo, elaborado por Activa Research junto a Worldwine Independent Network of Market Research, pudo concluir que en el país tan solo un 44 % de las personas es capaz de dormir bien frecuentemente, siendo así, una de las naciones con peor calidad del sueño y situándose en el penúltimo lugar del ranking internacional. 

El deterioro del descanso es una preocupación que crece continuamente y que se ha posicionado como un asunto de salud pública. 

El Estudio del sueño 2024, desarrollado por  Corpa Market Intelligence, dio a conocer los principales impedimentos a la hora de dormir para los chilenos, como inquietudes relacionadas con el trabajo, la situación económica y de índole personal. Sumado a eso, el factor de la temperatura, presencia de extremos de calor o frío, y además, la presencia de ruidos externos condicionan la capacidad de conciliar el sueño. 

Ahora bien, existe otra amenaza para el descanso, una que está mucho más normalizada en la cotidianeidad de cada persona.

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Un 61 % afirma tener sueño mientras trabaja o estudia.
Foto de ethan en Unsplash.

Los efectos de la tecnología en el sueño 

Según los datos del Instituto Nacional de Ciencias Médicas Generales (NIGMS, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, la luz de las pantallas de los dispositivos electrónicos puede confundir al reloj biológico del cuerpo, resultando en trastornos del sueño y otras enfermedades, como depresión, diabetes y obesidad. 

Vinculado a lo anterior, Fernanda Adán, psicóloga de la Dirección de Servicios Estudiantiles (DISE) de la Universidad de Concepción, explica: “La luz afecta el ciclo de producción de melatonina que es la encargada de regular nuestro sueño. Además de ser estímulos que impactan la atención, es información que necesita procesarse”. Esto tiene como consecuencia retrasar el sueño e influir en la calidad del mismo. 

Con relación al uso de pantallas antes de irse a dormir y cómo influye en su descanso, con un poco de vergüenza, Monserrat admite que es un mal hábito que tiene, debido a que no la deja descansar correctamente la vista. 

Respecto a la diferencia de cómo era su sueño en comparación a cuando era una niña, con aire reflexivo destaca que de pequeña no tenía demasiado acceso a pantallas: “Lo que me permitía dormir más tiempo, tener más descanso y, al momento de despertar, tanto mis ojos y cuerpo estaban recuperados para el día siguiente”. 

Cómo se dormía antes 

Al parecer, el descanso durante la noche parecía ser mucho mejor hace un par de años, según las investigaciones y la percepción de la gente, ya que no existían tantos elementos distractores. 

Respecto a la calidad del sueño de las generaciones más jóvenes, Josefina Sánchez, psicóloga clínica de Tu Espacio Salud, es clara: “Creo que antiguamente se presentaban menos problemas al tener pocos estímulos”. 

La profesional rememora el pasado y comenta que antes el acceso a dispositivos era mucho más limitado: “Lo más tecnológico que podíamos encontrar era un televisor que habitualmente estaba en el centro de la casa o en el dormitorio de los papás, es decir, con acceso restringido”.  

Para la psicóloga, la calidad del sueño puede ser similar a la que existía en otras generaciones; sin embargo, los jóvenes no solían convivir con tantos distractores, y es enfática al mencionar que antes no se presentaban tantos impedimentos para dormir. 

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En Chile, las mujeres duermen peor, en comparacion a los hombres. Foto de Greg Pappas.

Consejos para un buen sueño 

Para las expertas, es clave mantener una buena alimentación, hacer actividad física, llevar a cabo estrategias para controlar el estrés y las condiciones en las que se duerme. La psicóloga Josefina Sánchez lo explica con mucho detenimiento: “Una habitación con luz tenue y cálida, ropa y cama a una temperatura cómoda y la menor cantidad de ruido ambiente”, esas son las condiciones óptimas para facilitar el descanso. 

Además, agrega que es importante consumir alimentos livianos unas dos horas antes como mínimo; apagar las pantallas al menos media hora antes de irse a dormir; evitar acciones que podrían activarnos y, por último, tener listo la ropa o algún otro material para el día siguiente con el fin de disminuir el estrés de la mañana.     

En la sociedad actual se ha normalizado no descansar lo suficiente y dedicar las horas destinadas al sueño a realizar otras actividades, como estar con el celular u otras pantallas, trabajar o estudiar.  

Las recomendaciones son claras: es necesario atribuirle la importancia necesaria al descanso, para así evitar enfermedades y trastornos mucho más graves. Al parecer, el primer paso, es dejar de lado las pantallas para sumergirnos en el sueño. 

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