Un lugar donde se perdieron y se encontraron

En Lost in Translation, Coppola relata el encuentro de dos desconocidos en plena crisis personal, atrapados entre las luces de neón de Tokio.

«—¿Puedes guardar un secreto? Estoy organizando una fuga de prisión y busco un cómplice. Primero tendríamos que salir de este bar, luego del hotel, de esta ciudad y de este país. ¿Te unes o no?

 —Estoy dentro».

Un intercambio de palabras esencial dentro del segundo filme dirigido y escrito por Sofía Coppola estrenado en 2003, que revela el más grande anhelo de sus protagonistas: escape y conexión; experiencia que hasta puede resultar onírica para sus personajes.

Durante cinco días, Bob y Charlotte encontraron refugio en el otro, sobrellevando su estadía en Japón que los tenía en un estado casi catatónico. Dos personas en momentos distintos de sus vidas. Ella, recién casada y con una crisis vocacional de por medio; él, un actor desconectado de su familia y de sí mismo.

¿Quién hubiese imaginado que Bob tendría los días más intensos de su vida tan lejos de casa? En medio de letreros luminosos escritos en un abecedario ilegible para las personas occidentales, con una delicadeza narrativa que nos deja en silencio mientras aparecen los créditos. 

Escena de Lost in Translation. Créditos: iMDb

El choque cultural acentúa este sentimiento de lo absurdo y desconexión. La abrumadora presencia de Tokio, realiza un contraste muy notorio con los protagonistas. Escenas como el rodaje del comercial, las salas arcade o sus encuentros en el hotel, llevan a los personajes a situarse en un espacio donde solo existen ella y él; el resto, es plástico. 

Con los años, la obra adquirió un nuevo significado en torno a la vida personal de la autora y su divorcio. Esto hoy en día es simplemente una interpretación de los fanáticos. Coppola se refirió una vez a que los personajes no eran ellos, pero admitió que existían algunos elementos de los personajes sacados de ese pasaje de su vida. 

No hay mucho más que decir acerca de Lost in Translation, que, acompañado de una gran dirección audiovisual, nos entrega un viaje introspectivo y una historia que se vuelve muy personal para quienes nos hemos sentido extraños en algún rincón de este planeta.

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