Con apenas 16 copias en salas de cine, este documental se ubicó dentro de los 10 mejores estrenos del año.

Denominación de origen es una película chilena dirigida por Tomás Alzamora, rapero y director de videos del género urbano. En esta cinta de tipo mockumentary, donde es difícil dilucidar el límite entre la realidad y la ficción, se retrata la historia de la rivalidad entre Chillán y San Carlos. Este conflicto de larga data no es por oro ni glorias, sino por algo mucho más importante para los protagonistas: la longaniza. 

Los personajes principales de esta historia llamados Luisa, DJ fuego, y Tio Lelo, son personas comunes y corrientes que, motivadas por una causa y dejando atrás sus diferencias, deciden unirse. Su lucha es la obtención del sello de denominación de origen para reconocer al famoso embutido como producto autóctono de la localidad sancarlina. 

Esta película no solo está cargada de humor, sino que goza de otra cualidad que considero más importante: identidad. En cada uno de los protagonistas, podemos encontrar cualidades de personas que hemos conocido, chistes que hemos escuchado y  costumbres que hemos presenciado. A diferencia de otras películas chilenas, esta nos ofrece una gran oportunidad: identificarnos con lo que vemos en pantalla. 

En un rubro cinematográfico en el que se nos quiere hacer creer que para hacer una buena película se necesitan millones de dólares y las grandes figuras del cine nacional, Denominación de Origen nos muestra lo cinematográfico de la cotidianidad y las historias que no se ha tenido la oportunidad de contar. 

Tomás Alzamora debutó en la pantalla grande para demostrar que no es necesario ser un Larraín para triunfar en el cine nacional, y que, a pulso y con esfuerzo, se puede hacer una película de calidad.

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