Cuando atajar es resistir: la historia de Juan Pablo Torres

Nacido en Concepción, Juan Pablo Torres vivió gran parte de su niñez rodeado de fútbol. Esfuerzo, identidad familiar y apoyo incondicional, son características que son parte de su cotidianidad. 

Los primeros pasos de un sueño

Su infancia la pasó en Talcahuano, precisamente en el barrio de San Marcos, lugar donde creció junto a su familia, siendo el menor de tres hermanos. Desde temprana edad disfrutaba de un balón de fútbol, puesto que solía ir frecuentemente a las canchas. De esta manera comenzó a construirse una de sus más grandes pasiones. 

Los primeros pasos dentro del balompié no fueron fáciles. Para Juan Pablo todo comenzó cuando estudiaba en la escuela básica, época en la que tuvo sus primeros acercamientos como arquero. Los pasillos de su colegio fueron testigos de su sueño de convertirse en un deportista profesional.  

Al inicio no todo fue bonito para Juan Pablo, ya que según sus propias palabras, él no encajaba en ningún puesto dentro de la cancha. “No le pegaba mucho al asunto, no sé cómo se podría decir, era malo jugando en los recreos. Hasta que una vez hubo un campeonato en segundo básico, donde no había espacio para mí, porque no era bueno en ningún lado. Era una situación que, al conversar con mi mamá me dejaba triste”, señaló. 

A pesar de lo anterior, todavía quedaban esperanzas, pues tenía una gran característica que le permitió destacar por encima de los demás. “Yo era de los más altos en el curso desde chico, por lo cual le pregunté a mi profe de educación física en ese entonces si es que podía ser arquero. Finalmente, me dijo que sí, que no había ningún problema, que podía jugar el campeonato. Fue en ese momento en el que decidí desempeñarme bajo los cuatro palos”, expresó. 

Desde el inicio, la pasión por el fútbol se vio muy influenciada por la figura de su hermano mayor, debido a que Juan Pablo solía acompañarlo a las canchas, generando sus primeros acercamientos a este deporte.  

No fue hasta 2023 cuando apostó todo por el fútbol. Juan Pablo Torres tomó una dura decisión: dejar el colegio para estudiar de forma más flexible, con el fin de cumplir su sueño de convertirse en futbolista profesional. 

En un principio no todo fue fácil, pues debía decidir en cuál equipo desempeñarse como arquero. El Campanil y el Aurinegro eran clubes muy buenos para él. Sin embargo, solo podía escoger uno. “Me decidí por Fernández Vial, porque era un poquito mejor, debido a que el ambiente de la UdeC era medio extraño”, expresó. 

Juan Pablo junto al plantel de Fernández Vial luego de un partido.
Créditos: Comunicaciones Arturo Fernández Vial.

Nueva vida en inferiores y profesionalismo 

Luego de decantarse por el cuadro Aurinegro, Juan Pablo vivió rápidamente el ascenso de categorías por sus destacadas condiciones. A pesar de llegar a la sub-13 del equipo penquista, en poco tiempo se hizo con un lugar estelar, y con tan solo 15 años ya se encontraba codeándose con jugadores de entre 19 y 20 años, siendo el más joven del equipo de proyección de Arturo Fernández Vial. “No te voy a decir que no estaba nervioso, estaba temblando por todos lados. Pero apenas el partido empezaba y tomaba el primer balón, todo se me pasaba. De a poco iba soltando tensiones. Pude jugar dos partidos, y te diría que fueron de los mejores que he disputado; no de mi vida, pero hasta ahora han sido los más intensos”, expresó. 

En cuanto a los entrenamientos, Juan Pablo les tiene un recuerdo particular, puesto que durante esos años el mundo se encontraba azotado por el COVID-19, lo que obligaba a realizar el ejercicio físico de manera remota. “Entrenar todos los días era distinto, ya que había otra exigencia. Me acuerdo de que quedaba agotado después de una semana debido al intenso trabajo físico. Al final, no podía trabajar con el balón a través de una pantalla. Al principio le decía a mi mamá que ya no quería continuar. Finalmente, ella me aconsejó y me dijo que tan pronto como la pandemia pasara, la recompensa llegaría”, relató. 

La mejor noticia para Juan Pablo llegaría en marzo de este año, dado que fue presentado oficialmente como jugador del primer equipo de Fernández Vial. A pesar de la complicada situación que atraviesa actualmente el equipo, esto no dejó de ser una alegría inmensa para él y su familia, quienes vieron con anhelo cómo todo el esfuerzo acabó dando resultados. “Me acuerdo de que estábamos en un entrenamiento y nos dicen junto a otro compañero: ‘queremos sacarle una foto con la camiseta del partido para subirla a Instagram’. Pasó como una semana y al final subieron la publicación, y ahí fue cuando todos se enteraron. Mi mamá se emocionó un montón y mi papá igual. Me llenaron de preguntas. Recuerdo que me felicitaron harto, me hablaron mis tíos que no veía desde hace años, y también vino mi abuela a la casa solo para felicitarme”, detalló.

Momento en el cual Juan Pablo fue presentado de manera oficial por el equipo. Fuente: Comunicaciones Arturo Fernández Vial.

Cuando la familia también juega

Al principio, la decisión sobre dedicarse 100 % al fútbol no fue bien recibida por parte de un familiar cercano, ya que no quería inconvenientes ante el sueño de su hijo. “Quien más tardó en entenderlo fue mi papá, porque en esa época él era más convencional y quería que estudiara una carrera en la universidad”, detalló.

Pese a lo anterior, Juan Pablo Torres recibió total apoyo de su madre, quien ya había pasado por una situación parecida. En este sentido, ella no iba a permitir que se repitiera lo que en algún momento vivió: no contar con el apoyo de sus padres para cumplir sus metas. “Es la que más me entiende, por así decirlo, y quien más se identifica conmigo en lo deportivo”, afirmó. 

Es por esto, que tras largas conversaciones entre sus padres, finalmente llegaron al anhelado acuerdo de respaldar totalmente a su hijo en su sueño de ser arquero profesional. En el presente, su familia es el principal motor. De hecho, los percibe como un círculo cercano y muy comprensivo, agradeciendo que no fuesen de una mentalidad tradicional.   

Un camino que está solo comenzando 

Actualmente, Juan Pablo Torres sigue mirando hacia el futuro, pues como todo futbolista, él aspira a llegar aún más lejos. Una de sus metas es incorporarse al equipo de Huachipato, debido a la incertidumbre que vive su actual equipo. Ante esto, ve al cuadro Acerero como una buena opción para seguir creciendo como arquero. 

En este sentido, también menciona la posibilidad de ir a un club fuera de la ciudad. Una opción nada fácil, puesto que tendría que dejar atrás su hogar. Sin embargo, lo aceptaría, pues considera que ya ha sacrificado mucho. “Si me llamaran de un equipo lejano, ahora tengo el valor, como el que tuve cuando cambié de colegio y mi modo de vida”, afirmó. 

Como cualquier persona, hubo varios momentos en donde las cosas no salieron como se esperaba. De hecho, si él tuviera la opción de volver cinco años atrás y aconsejarse, lo haría sin dudar. “La pasé mal. Había veces que no jugaba bien. Me frustraba y lloraba mucho de pequeño. Pero dejé tantas cosas atrás, ¿por qué voy a detenerme ahora? No voy a parar por un mal episodio, ya que sé que después vendrá lo bueno”, expresó.

Juan Pablo celebrando un triunfo junto a sus compañeros. Créditos: Comunicaciones Arturo Fernández Vial.

Con tan solo 18 años, ya es parte del plantel profesional de Arturo Fernández Vial y ha disputado sus primeros partidos con el equipo. Todo esto es solo el comienzo, pues su carrera futbolística indica que tendrá un futuro con grandes resultados. Recuerden su nombre: Juan Pablo Torres. 

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