El fútbol nacional ya no compite: fase de grupos y para la casa

Desde eliminaciones prematuras hasta planteles sin ambición. El fútbol nacional no ha hecho más que tirar la toalla y dejar de competir a nivel internacional.

Se ha convertido en una tónica repetitiva ver a los equipos chilenos “dar la hora”, informalmente hablando, en las competiciones internacionales durante los últimos años. Es aquí en donde nos hacemos la pregunta: ¿qué es lo que está fallando? Bueno, son diversos los motivos, que parten desde decisiones de las dirigencias —propias de nuestro fútbol nacional— y del rendimiento netamente futbolístico, que a la larga terminan pesando mucho.

Atrás en el tiempo quedó la memorable hazaña del Colo-Colo de 1991, que conquistó la gloria eterna al ganar la Copa Libertadores. Quizá podríamos viajar a 2012, donde la Universidad de Chile, de Jorge Luis Sampaoli, dominó el continente al alzar la Copa Sudamericana. Pero volviendo a tiempos actuales, se ha vuelto tradición observar a los equipos nacionales no pasar de fase de grupos, con presentaciones paupérrimas y para el olvido.

Colo-Colo eliminado en fase de grupos de la Copa Libertadores 2025, en el marco de la celebración de su centenario.
Creditos: Lucas Urendo/ El Desconcierto.

Mientras en nuestro país continuamos viviendo del recuerdo, en Ecuador, por ejemplo, han sabido realizar inversiones potentes en su fútbol, y los resultados están a la vista. Independiente del Valle ha conseguido dos títulos internacionales en un rango de 3 años, demostrando que, con una planificación efectiva y ganas de progresar, se pueden conseguir grandes éxitos.

Competir sin molestar

Existen muchas condicionantes sobre los bajos rendimientos, entre ellos, la poca calidad que nuestro fútbol tiene en la actualidad. Sin ir más lejos, la liga chilena se posiciona como la tercera peor de Sudamérica, lo que denota claramente que, sin una inversión interna en nuestro fútbol, las cosas no podrán mejorar de ninguna manera.

Esto no se trata de exigir campeonatos, porque para eso deberíamos estar al nivel competitivo de ligas como la brasileña o argentina. Se trata de competir con dignidad y altura. Lamentablemente, lo que más duele no es el hecho de solo perder, sino que ya ni siquiera incomodamos.

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