El ojo tras la fotografía documental: desigualdad, marginalidad y política

Entre 2006 y 2016 hubo 304 periodistas y comunicadores que fueron asesinados en América Latina y el Caribe, según la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP) y la Comisión Investigadora de Atentados a Periodistas (CIAP).

Bajo esta cifra, es relevante recalcar que, al menos, durante 2016, 39 periodistas, fotógrafos y comunicadores fueron asesinados en siete países de América Latina y el Caribe. En el país que más muertes se registran es en México, alcanzando un 43% del total de las muertes con 16 comunicadores asesinados. Luego viene Guatemala con 10, Brasil con cinco, Honduras con cuatro, dos en El Salvador, y, por último, uno en Perú y en Venezuela.

Pero, ¿en dónde se posiciona Chile en todo esto?

Si regresamos unas cuantas décadas atrás, nuestro país en el período de la dictadura militar (1973 a 1990), registra un total de 37 comunicadores y comunicadoras asesinadas o desaparecidas. Dentro de ellos y ellas, existían periodistas, fotógrafos, reporteros y radialistas. Por otro lado, en las 37 muertes figuran estudiantes de periodismo, así como también trabajadores y trabajadoras de canales de televisión como Canal 13, Canal 9 y TVN.

Uno de los asesinatos que marcó la historia de Chile, y no está inscrito en la nómina anterior, es el caso de Rodrigo Rojas de Negri, fotógrafo de la época que, en 1986 junto a Carmen Gloria Quintana, en medio de un intento de barricada, fueron golpeados, posteriormente rociados con combustible y quemados vivos. Luego de eso, los arrojaron cerca de Quilicura. Fueron encontrados por Carabineros quienes los llevaron al hospital. Rodrigo no sobrevivió, pero Carmen sí, y ha sido ella quien ha dado testimonio de esta situación.

Relato de Carmen Quintana quien fue quemada por patrulla de Pinochet a sus 18 años junto a Rodrigo.

https://www.youtube.com/watch?v=BZu2Sdy5yTc

 

Frente a el registro de estos asesinatos en América Latina y las matanzas ocurridas durante la dictadura chilena cabe preguntarse:

¿Es la fotografía documental una herramienta política?

Camila Lassalle, Reportera Gráfica desde el 2007, Comunicadora Audiovisual desde el 2014, trabajadora en prensa por 10 años en la región del Biobío despachando material para medios escritos como La Tercera, Resumen y agencias internacionales de noticias como France Presse y Xinhua, comenta su visión acerca de la fotografía como herramienta de registro político.

Retrato facilitado por Camila Lassalle

 

 

Camila, para el año 2006 estuvo en el funeral de Augusto Pinochet, en el cual sólo podían ingresar medios certificados, por lo que al no pertenecer a uno en ese año, decidió falsificar su credencial como fotógrafa e ingresó a la Escuela Militar de Chile donde el dictador fue velado. Es en esta instancia donde la fotógrafa documental decide realizar un trabajo fotográfico para registrar este hito político.

«El 10 de diciembre del 2006 muere Pinochet, dictador y asesino de la libertad y del pueblo chileno. En estas imágenes hay un recorrido durante 3 días y por dos mundos totalmente opuestos, los adeptos a Pinochet y un pueblo opositor al dictador que festeja».

«Al escuchar las noticias de la muerte de pinocho, era hora de almuerzo, terminé de comer y me fui a hacer registro. No podía creer lo sucedido y yo tenía la necesidad de plasmar ese momento, yo tenía que, a través de mi ojo, retratar ese suceso. Es cuático, era una energía que me movía todo el rato, así que anduve en el hospital militar, después me fui a las celebraciones a Plaza Italia, entré con una credencial falsa que yo me fabriqué a los funerales en Escuela Militar, porque necesitaba esa foto del cadáver, y así otros días más con protestas en Moneda».

En cuanto a las primeras fotografías con las cuales se encontró Camila durante la dictadura, dice no recordar una en específico, pero si haberse sentido inmersa con naturalidad en las violencias propias del período, debido a la cercanía que su familia mantenía con detenidos desaparecidos, siendo incluso los propios amigos de la familia quienes desaparecían. Debido a ello, nace en la fotógrafa una disyuntiva durante los momentos claves de movilización: «¿Saco la foto o tiro la piedra?».

 

La fotografía como respuesta a la represión política

En el transcurso de la dictadura militar se creó a inicios de los 80′ la Asociación de Fotógrafos Independientes (AFI), la cual nace como respuesta a la serie de violencias vividas en las manifestaciones callejeras, donde quien sacaba fotos, y no pertenecía a la prensa oficial del momento, se encontraba en total desprotección, pudiendo ser detenido, golpeado, torturado o asesinado. La misión que veían, como fotógrafos y fotógrafas, era dejar un registro de lo ocurrido en Chile durante la dictadura, para que de esta forma las violaciones a derechos humanos no pasaran inadvertidas.

Quienes levantaron la AFI fueron: José Moreno, Kena Lorenzini, Luis Navarro, Paz Errázuriz, Juan Domingo Marinello y Juan Carlos Cáceres. Además, colaboraban para revistas como Apsis, Análisis, Solidaridad y periódicos como Fortín Mapocho donde podían publicar y denunciar los hechos fotografiados. Posteriormente, sumaron cada vez más integrantes teniendo hasta 150 personas dentro de la asociación.

Foto grupal AFI obtenida en El Ciudadano

 

Vivencias fotográficas de ayer y hoy

Andrés Muñoz, Diseñador gráfico y fotógrafo documental, quien ha trabajado colectivamente e individualmente distintos proyectos fotográficos como Dar la cara, Chorrillos-Miraflores, Panosecuencias, entre otros, comenta cómo sintió sus primeros contactos con Chile en el período de dictadura.

 

El fotógrafo erradicado en la ciudad de Puerto Montt, realizó, en conjunto con el Colectivo Cataivelo, un registro documental sobre las calles Chorrillos y Miraflores de la misma ciudad, teniendo como intención rescatar la historia del barrio desde su marginalidad, arquitectura y cotidianidad del antiguo Puerto Montt.

«(…)dinámica de un puerto y una cultura determinada por la actividad marítima y su expansión en tierra firme… Barrio de marinos mercantes, comerciantes, mecánicos, hojalateros… Un sitio que comenzó su trazado como ruta de conexión entre el puerto y el norte; y que hoy es un lugar de silenciosa y resignada resistencia, donde la ‘broma’, la humedad, los incendios y los años han ido paulatinamente degradando las vigas de madera noble sobre las que se levantó esta zona de vivencias, convivencias y sobrevivencias».

(Para ver el proyecto completo entrar aquí)

En cuanto al rol de la fotografía documental, Andrés destaca que es quien saca la foto quien determina esa visión política, por lo cual, a sus ojos, la fotografía en si no posee un enlace con algún rol, sino que nace de las motivaciones personales, sobre todo en la actualidad donde la «fotografía ha cambiado y es una disciplina que se encuentra en crisis».

 

Enlaces inseparables: Fotografía y conflictos sociales

Fotografía de Paz Errázuriz

«Ya en los años treinta, se reivindicará la función esencialmente documental de la fotografía
como espejo de la realidad, para confrontarla con la consideración del arte por el arte» (Lara, 2005). La fotografía documental nace desde esa necesidad, reflejar lo que la cotidianidad entrega desde una mirada de protesta a lo que sucede, en este caso, específicamente en la dictadura chilena.

En el investigación «La fotografía como fuente histórico-artística y etnográfica: una epistemología» de Emilio Lara, publicada en la Universidad de Jaén en 2005,  explica que la fotografía en si, y más aún la documental no es un mero «objeto con el que obtener un goce estético (…) sino que posee un valor polisémico, pues como fenómeno complejo es un crisol en el que se funden múltiples valores y funciones. Uno de estos valores es el documental».

Por lo mismo, Paula Cisterna, Antropóloga y fotógrafa documental de Concepción, habla directamente de un factor de visibilización que debe cumplir la fotografía en las demandas sociales que acontecen ciertas épocas y momentos históricos, tomando en cuenta los factores contextuales, como por ejemplo la posibilidad de difusión que entrega hoy la tecnología.

«(…) es casi inmediata, no así en períodos como la dictadura (…) las fotografías eran todas en papel, en diarios o revistas, en cambio hoy es demasiado instantáneo, pero a pesar del cambio, el vómito de imagen que hay pululando por la red es igual de importante el registro».

Cuando no hay foto de algo es como si no hubiera pasado

Foto facilitada por Paula Cisterna

 

 

Paula ha participado y creado junto a María Vega (periodista), el libro «Resistencia en blanco y negro: Memoria visual de los 80 en Concepción», el cual revivió, a través de una recolección de fotos antiguas, las historias vividas en la ciudad de Concepción para la dictadura militar, uniendo no sólo fotos, sino que relatos de las personas que habían sobrevivido y familiares de detenidos desaparecidos. Es así como estas dos autoras buscan realizar un llamado a la memoria fragmentada que aborda al entorno penquista.

Por otra parte, Paula se dedica a registrar distintos momentos tras su estadía en Concepción y viajes por algunas ciudades de Chile, obteniendo «entre sus regalonas», como menciona ella, estos resultados:

 

La fotografía documental ha realizado un papel histórico en el país, desde los inicios de la AFI -sino antes- hasta los días de hoy, donde el talante primordial ha sido retratar la realidad chilena a través de la fotografía, exponiendo no sólo una imagen, sino también un relato que vislumbra los momentos alcanzados por quien fotografía, exponiendo así, más que una imagen agradable, un fragmento de sus pensamientos políticos y sociales por medio de sus ojos.

Finalmente, el mes de agosto se entregó el Premio Nacional de Artes Plásticas a Paz Errázuriz, integrante de la AFI desde sus comienzos y fotógrafa documental reconocida a nivel internacional. Su fotografía se destaca por retratar la pobreza, la marginalidad, el abandono y cuerpos políticos, un claro ejemplo de ello son las siguientes fotografías:

 

*Foto principal de Alvaro Hoppe

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