Segregación en organizaciones LGBTI

Las organizaciones LGBTI (Lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersex) nacen desde la necesidad de exigir derechos humanos para esta comunidad. Porque tener una orientación  o identidad sexual distinta al canon heteronormado sigue siendo motivo de discriminación y lucha.

Sin embargo, dentro de estos espacios existe una contradicción casi irónica: discriminación entre discriminados. Ahora, la crisis de legitimidad no la viven solo con las autoridades públicas, sino que también dentro del movimiento. La escasa representatividad de las mujeres y el desplazamiento de algunas demandas por sobre otras demuestra el predominio masculino.

En nuestro país agrupaciones como Movihl, Iguales y Mums son quienes representan a “la comunidad”. Las principales demandas de estos espacios son el matrimonio igualitario y la adopción homoparental, relegando a segundo plano la vulneración de derechos a las personas transexuales, la nula visibilidad lésbica o los asesinatos por odio.

Intervención artística por Nicole Saavedra. Conmemoración a dos años del crimen lesbofóbico. Fotografía por Catalina Herrera.

Karen Vergara, periodista con magíster en estudios de género de la Universidad de Chile, señala su visión sobre estos conglomerados “El movimiento lo están separando ellos mismos desde adentro, siguen con la lógica de que existen ciudadanos de primera y segunda clase. Hay  homosexuales que encajan más en la política chilena que otros, obviamente, ellos van a tener más visibilización y acceso a espacios de poder. Está el caso de Luis Larraín (Ex Presidente de Iguales), que partió desde muy joven en la campaña de Sebastián Piñera, luego se unió con Velasco. Finalmente pensaban hacer activismo desde el poder que adquirieron en estos espacios políticos, pero olvidaron todo el camino”.

Es por esto, que se ha provocado una fragmentación del movimiento como tal, provocando la conformación de grupos que abogan demandas específicas a su condición. Desde 2010 que en Concepción existe la Coordinadora de Mujeres y Lesbianas Feministas Autoconvocadas, espacio de diálogo y activismo político.

Marcha contra la violencia hacía las mujeres. 25 de junio de 2018. Fotografía por Catalina Herrera.

Desde el feminismo, estas mujeres han podido desprenderse de las sensaciones de inferioridad que han ocasionado los escenarios compuestos y liderados por hombres. “Necesitamos espacios desde y para nosotras, que no estén incluidos dentro de otras luchas porque nos invisibilizan y nuestra realidad queda silenciada. No podemos ni queremos caer en sus lógicas elitistas y que demuestran una fachada totalmente alejada de las problemáticas reales, que nos violentan y nos matan.” señala Amapola Ibáñez, miembro de la Coordinadora.  

Hace dos años ocurrió el crimen lesbofobico contra Nicole Saavedra. Pese a la lucha de su familia y organizaciones feministas por encontrar justicia el caso sigue sin culpables.“Nicole fue tortura y asesinada de manera brutal. El Estado nunca se pronunció ni ha creado leyes que nos reconozca. Somos las más relegadas de la sociedad y por lo mismo tenemos mucho que decir. Ser una letra más dentro de la sigla no nos ayuda.” agrega.

Intervención artística en Conmemoración de los 2 años del crimen lesbofóbico contra Nicole Saavedra. Fotografía por Catalina Herrera.

El caso de Nicole destapa la terrible invisibilidad que pesa sobre las mujeres lesbianas. El patriarcado ha hecho muy bien su trabajo y ha invisibilizado sobre todo la sexualidad de la mujer: el hecho de exigir autonomía sobre su cuerpo o con quien quiere disfrutar su placer.

Catalina Godoy es una activista lesbiana y feminista, afirma que el mundo está en desventaja para las mujeres, más aún para las lesbianas: ganan menos, tienen baja representatividad en puestos laborales y políticos, y como si no bastara, las violan y las matan.

Acusa que quienes dirigen estas organizaciones son “los colas con plata, que sólo buscan acceder al sistema a toda costa sin cuestionarse la pobreza de nuestra comunidad y la doble discriminación que sufrimos las lesbianas”.

Camila Araneda, trabajadora social  con estudios de género, también se declara lesbiana y comparte la visión de Catalina: estas entidades sólo pretenden mantener el status quo. “Tal como el nombre de una de estas organizaciones lo indica (Iguales), buscan igualarse a las  personas heterosexuales, sin reconocer nuestra diferencia”.

Afirma que  no está dispuesta a buscar esa igualdad pues significa “mantener condiciones de opresión y explotación, porque no toca los pilares de  un mundo neoliberal y machista que genera esta violencia”.

Top