Operación retorno: tan solo el comienzo

Una de las políticas publicas impulsada por la administración de Sebastián Piñera, que más controversias generó durante 2018, fue el Plan humanitario de retorno al país de origen; o mejor conocida como: «operación retorno». Proyecto que se ejecutó por primera vez en noviembre costando al Estado 100 millones de pesos, para así «devolver» a 170 ciudadanos haitianos a su país.

Más allá de las cifras que dejó la aplicación de este plan «humanitario», la seguidilla de comentarios y reacciones por parte de altos personeros de gobierno, que si bien mantuvieron una posición «políticamente correcta» en todo momento, dejaron evidencia la postura en materia de inmigración que tienen estas autoridades. El mismo Ministro del Interior, Andres Chadwick esbozó a través de la plataforma Twitter que «muchos de ellos habían sido engañados, bajo promesas infundadas» y que desde ahí nacería la intención de su cartera de levantar una acción para «ayudarles».

 

Así mismo, Alvaro Bellolio, jefe del Departamento de Extranjería y Migración (DEM) sostenía la misma noche del 7 de noviembre en una entrevista con CNN a cargo del periodista, Daniel Matamala que si se inscribieran 300 ciudadanos italianos, se pondría a disposición un avión que viajase a Italia, dando a entender así que la «operación retorno» estaba abierta no solo para las comunidades de migrantes más estigmatizadas, sino para todas las que tomarán la decisión de voluntariamente irse de Chile. Asunto que al día de hoy aún no es del todo claro, al no existir algún otro viaje programado para residentes que no sean de origen latino o caribeño.

A la controversial actitud de las autoridades frente a la aplicación de una política pública de dimensiones históricas, se suma otro antecedente, esta vez de talla mundial al no suscribir el Estado chileno al Pacto Migratorio impulsado por la ONU, quedando dentro de los 11 países occidentales que rechazaron la propuesta, entre ellos Estados Unidos, Austria, Hungría, Polonia, Estonia, Bulgaria, República Checa, Israel, Australia y República Dominicana. Gran parte de ellos con gobiernos que han puesto el tema de la inmigración como prioridad al ver «amenazadas» desde sus economías hasta su soberanía política.

Este segundo hecho sembró el debate en materia de relaciones exteriores, donde el ministro Rodrigo Ampuero, salió a defender la posición del Estado chileno, afirmando que el hecho de no firmar el pacto no implica que en Chile no se este a favor del multilateralismo y los derechos humanos, siendo que «migrar» esta consagrado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y cualquier acto que no vaya en esa linea podría atentar contra el cumplimiento del mismo. Finalmente Chile se abstuvo en la ONU, reafirmando la tónica con la que se trabajara durante estos años: la migración es una amenaza y hay que detenerla. 

El programa

«Nuestra visión de la migración es positiva, tanto de los chilenos hacia el exterior como de los
extranjeros hacia nuestro territorio, y valoramos altamente la contribución que los migrantes
realizan a la construcción de nuestro país». Así dispone el programa presidencial de Chile Vamos ,publicado el 2017, su postura sobre migración. El texto desarrolla en poco menos de tres planas las principales ideas y propuestas los compromisos del ese entonces candidato Sebastian Piñera , donde se habla de una «legislación migratoria», más allá de acciones independientes.

Dentro de los principales objetivos y medidas a tomar están las de exigir a los extranjeros que trabajen en Chile cotizar en el sistema chileno de pensiones, el establecimiento de una situación migratoria regular que permitirá el acceso al sistema de salud en condiciones iguales a los nacionales y el mantenimiento del acceso a educación preescolar, básica y media a los niños extranjeros
en las mismas condiciones que a los nacionales con independencia de su situación
migratoria. Asuntos que fueron resueltos en el gobierno de Michelle Bachelet en 2015, en las denominadas acciones de integración.

(Si deseas saber en qué consisten las acciones de integración, revisa el Departamento de Extranjera y Migración)

Junto con ello en ese entonces se planteaba impulsar y actualizar el proyecto de Ley de Migración y Extranjería a través su presentación como proyecto en el Congreso, así mismo se pretendía formular e implementar una política migratoria integral mediante un proceso de diálogo, liderado por el Ministerio del Interior. Ninguna de esas propuestas se ha concretado hasta el día de hoy, pero si el retorno express de casi 400 migrantes a sus países de origen, propuesta que no estaba contenida en el programa de gobierno, pero que ha sido levantada como una de las principales banderas de esta administración.

La percepción 

Solo 5 días posteriores a la salida del primer vuelvo de retorno, Cadem mostró una aún más cruda realidad, un 85% de los chilenos apoya el Plan Humanitario de Regreso Ordenado que impulsó el Gobierno, siendo solo un 46% quienes consideran positiva la llegada de inmigrantes extranjeros al país, cifra que se mantuvo estable desde febrero de 2018.

A pesar de estas cifras negativas, la esperanza de un Chile más tolerante e inclusivo también fue parte de los resultados de Cadem mostrando que un 94% de los chilenos está de acuerdo con que los hijos de inmigrantes deben recibir salud y educación, de igual manera que los nacionales. Un 69% considera que los inmigrantes son una oportunidad de desarrollo y productividad para el país, mientras que un 66% cree que aportan al enriquecimiento cultural.

La percepción interna deja bastante que desear mostrando que un 67% reconoce que los chilenos son discriminadores hacia los inmigrantes, mientras que sólo un 30% declara que son tolerantes.

Sobre la percepción de la inserción laboral, la cifra varia según la comunidad de migrantes que se trate, siendo la comunidad hatiana la que se lleva la peor cifra con un 88% que cree que es difícil para un haitiano insertarse social y laboralmente en Chile, principalmente debido a temas culturales y de idioma.

(Si deseas revisar en profundidad los resultados anteriores, revisa Encuesta Plaza Pública, primera semana de Noviembre – Estudio N°252)

Si bien Sebastian Piñera solo se ha referido lo suficiente a la inmigración propiamente tal, la lógica que impera en el gobierno en conjunto con la percepción de la población nos lleva a pensar que existe un contexto que es caldo de cultivo hacia mayor restricción por sobre mayor integración.  Es que quizás en Chile no se pretende construir un muro físico, pero si lo que ha estado haciendo el gobierno es construir un muro ideológico para alejar a quienes tienen tradiciones y formas de ver la vida de manera diferente. 

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